PRIMER ERROR

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Freen soltó un largo y sonoro suspiro. Un gran y molesto peso se le había ido de sus hombros. El desfile había pasado sin problemas y había estado mucho más que satisfactorio, eso lo pudo corroborar con las caras de admiración de la gente y la cantidad de felicitaciones que había recibido al finalizar el mismo.

Finalmente habían servido de algo sus miedosas diseñadoras, un modesto orgullo llenó su pecho. No podía evitar esperar con ansias lo que la prensa y revistas hablaran acerca de sus diseños sorpresas en el desfile, sin duda eso traería  grandes beneficios para la revista, además de las menciones y halagos, sin dudas la propuesta de Boris había llegado en el momento perfecto.

Ahora se encontraba "descansando" en la comodidad de su hogar, estaba semi recostada en un gran diván verde oscuro de su despacho con una gran cantidad de papeles esparcidos sobre sus piernas.

Parecía que no importara el hecho de que sea sábado para tener el merecido descanso que tanto necesitaba y ella ni siquiera  notaba. Era una adicta al trabajo. Inconsciente de que una joven y hermosa mujer de 26 años podría estar haciendo otras cosas además de trabajar un sábado encerrada entre cuatro paredes de una enorme mansión.

Pero es que lamentablemente ella no conocía otro tipo de vida más que ese. Y ella parecía estar a gusta viviendo de esa forma.

O al menos era lo que ella pensaba.

Observando el enorme reloj que colgaba en la pared noto que estuvo sumergida una vez más en su trabajo sin medir el tiempo.

Ordenando prolijamente los papeles sobre su escritorio se dirigió por un amplio pasillo hasta entrar a su habitación. Abrió una puerta que se encontraba en el sentido contrario de la de entrada, encendió la luz y se encontró con un extenso y bien ordenado guardarropas. Tenía que elegir un buen vestido para la fiesta que estaba a tan solo horas de concurrir.


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Becky Armstrong se había pasado gran parte del día recibiendo y contestando saludos por su cumpleaños. Ni siquiera había tenido tiempo de sacarse su pijama cuando William apareció tras su puerta con un pastel en una mano y un regalo en la otra, sin duda su amigo valía oro. Pasaron apenas minutos de lo que fue su desayuno esa mañana  cuando de nuevo se escuchó la puerta apareciendo sus sonrientes padres.

Su madre lo lanzó a sus brazos llenando su cara de besos ni bien los recibió. Apenas podía entender lo que decía entre beso y beso. Su padre esperó paciente pero ansioso su turno cuando su madre por fin la había soltado.

Luego de que besara su frente, felicitarla y despegarse de su abrazo los tres se adentraron en el lujoso y cómodo departamento de Becky.

Había comprado los últimos dos pisos del edificio convirtiéndolo luego de muchas remodelaciones en un muy caro penthouse que orgullosamente hoy era su hogar.

¿Y quién no lo estaría?

El primer piso consistía en un moderno juego de paredes de distintos tonos de marrón, junto a los enormes ventanales había un juego de sillones de cuero negro rodeando una mesa caoba.

Unos cuantos metros más a la derecha, separando el living por un desnivel de dos escalones que era decorado por una que otra planta de interior, se ubicaba una moderna cocina de tonos negros y blancos que hacían contraste con los colores metálicos.

La extensa mesa de la barra era de color aluminio  tenía frente a ésta cuatro taburetes intercalados entre el negro y el blanco. El comedor tenía una mesa de madera de puntas redonda en la que fácilmente podía ocupar alrededor de 8 personas.

ENEMIGAS Y ALGO MÁS || FREENBECKYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora