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Mariana

Ya han pasado varias horas y aún no logro conseguir trabajo.

A este paso voy a terminar por dormir en la calle, y ciertamente no es algo que quiera hacer pero también me da mucha vergüenza molestar a esos amables ancianos que se portaron tan bien conmigo.

Pese a sus buenas intensiones se veían muy sencillos y lo que menos quiero es acusarles problemas con sus patrones si me aparezco por allá.

Empiezo a cantar en voz baja mientras recorro las calles de Blackstore a paso lento observando con atención si hay algún aviso donde soliciten empleados.

Después de tanto caminar me encuentro con una casa pequeña pero con un terreno amplio, en el cual se encuentran aparcados varioz carruajes sencillos.

Me acerco un poco más y veo a un joven lavando uno de ellos, me sobresalto por su fuerte gruñido cuando accidentalmente mete su pie en el agua que tenía a su lado para lavar el carruaje.

- Mierda!, Hoy no es mi maldito día! - sus ojos se posan en mi y al darse cuenta que lo miro fijamente... - ¿se te perdió algo, niñita? -

- amm... lo, lo siento, no queria incomodarlo, solo me preguntaba si tal vez usted podria darme trabajo. Soy nueva aquí y no tengo donde quedarme, por eso necesito encontra un empleo pronto.

- vaya, tu situación es... complicada.

- bueno, escuche que las oportunidades de trabajo aquí no eran escasa, aunque ya llevo bastante tiempo solicitando empleo y nadie me da una oportunidad.

- Lo que sucede es que la gente de esta ciudad es muy celosa con sus habitantes. No les gustan las caras nuevas porque para nosotros eso representa "Problemas". Hace poco vinieron tres personas de afuera con el pretexto de buscar trabajo y resultaron ser ladrones.

- que?.. oh, no sabía de eso y la verdad ahora entiendo porque no me dan trabajo, aún cuando en algunos lugares pude darme cuenta que si necesitaban empleados.

- ¿Lo ves?.

- entiendo, pero yo le juro que no soy así, yo sólo he venido a buscar una oportunidad de vida.

- pareces sincera pero no necesito ningún empleado por ahora. - volviendo a lo que hacía -

- ah, bueno... muchas gracias de igual forma, hasta luego. - me di media vuelta para irme aún más decepcionada de lo que estaba al principio porque ahora ya sabia la razon del porque nadie me daba trabajo. -

Empiezo a caminar, cuando...

- espera, niña. - me dice el joven

- amm... si, dígame..

- dijiste que no tenías un lugar donde quedarte y bueno, yo tengo una pequeña habitación. El trabajo que yo realizo es pesado para una mujer, yo alquilo estos carruajes que ves aquí.

Me toca desmontarlos de los caballos y volverlo a hacer, además la mayoría de veces piden a alguien que tome las riendas y tu no conoces esta ciudad para llevar a los clientes, pero... podrías realizar las tareas del hogar.

No te puedo dar dinero, pero a cambio te daré techo y comida en lo que consigues un trabajo.

- e- en serio? - lo pensé un momento. Yo necesito dinero, hay cosas básicas que debo comprar y lo que mas me urge son unas zapartillas, ya tengo vejigas en los pies por caminar tanto tiempo, pero bueno... tampoco puedo darme el lujo de exigirle nada, es eso o dormir en la calle.- está bien, acepto, muchas gracias joven!

Adherida a mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora