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Mariana

Sentí un cosquilleo en mi cuello y un peso alrededor de mi cintura.

Me esforce por abrir los ojos y cuando lo hice, un grito salió de mi al darme cuenta que estaba durmiendo sobre alguien, y su mano acariciaba mi cuello.

Intenté levantarme rápidamente pero el brazo alrededor de mi cintura me presionó impidiendo que me alejara. Busqué el rostro del susodicho y los recuerdos del cementerio vinieron a mí de golpe.

- tranquila, no tienes que tener miedo Mariana, no te voy a lastimar, te lo juro. - en sus ojos había dolor por...¿querer alejarme?. No lo se, sólo se que éste hombre necesita un psicólogo a la de ya!-

- ¡estas loco, Sueltame! - intenté sonar segura, aún cuando el corazón me latía con fuerza por la cercanía de su rostro con el mío, además de estar sobre él -

- está bien, te voy a soltar pero sólo si prometes mantener la calma. Hay muchas cosas que tenemos que hablar. - afirma -

¿qué? No tengo nada que hablar con este hombre pero será mejor seguirle la corriente, y luego aprovechar la primero oportunidad para escapar.

- e-esta bien. Me soltó y ambos nos levantamos de la cama. -

Observo con atención la habitación donde nos encontrábamos. Es realmente grande y elegante.

- tenemos que hablar.

- no se de que quieres hablar conmigo... No te conozco. - afirmé intentando mantener la distancia-

- No es justo que actúes así, sé que te hice mucho daño en el pasado pero te juro que estoy arrepentido y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa para que me perdones. - me segura, y parece sincero... ¿pero qué estoy diciendo? Ni siquiera sé de que rayos me está hablando-

- No sé de que me estás hablando, yo no te conozco...

- ¿en serio? Esa es la estrategia que usaras para evadirme? - me mira con decepción -

- no es ninguna estrategia, te estoy diciendo la verdad, a no ser que te haya conocido antes de perder la memoria.

- ¿antes de perder la memoria? ¿A que te refieres?

- tuve un accidente hace un año y perdí la memoria, no me acuerdo de nada. - le explico agobiada, nisiquiera tendría que estar dandole explicaciones a mi secuestrador. Él se pasa la mano por el cabello con frustración poniéndome nerviosa -

- ¿como es que estás en este tiempo?, al menos eso deberías saber. - habla serio-

- ¿en este tiempo? ¿De que me está hablando? - se acerca rápidamente a mi y me toma de los brazos con firmeza-

- ¿donde estuviste todo este tiempo!? - está molesto...-

- po-por favor... No se... de que me hablas - mis ojos se cristalizan, éste hombre me da mucho miedo-

Dimitri

La dejé sobre mi cama en cuanto la traje a la mansión. Simplemente no puedo dejar de observarla, aun me parece increíble que esté aquí, se supone que se había suicidado.

Sea lo que sea, nunca me había sentido tan feliz. La vida me está dando una oportunidad de hacer las cosas de manera diferente con ella, de hacerla feliz. De ser felices juntos.

Quito sus sandalias para que esté cómoda. Retiro mi saco y mis zapatos, una vez lo hago me acuesto a su lado.

Admiro su rostro y su cuerpo. Su respiración es pausada y me genera tranquilidad.

Adherida a mi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora