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Como era de esperar, mi hermana Josefina acudió a mi llamado apenas le dije que volvería a Buenos Aires

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Como era de esperar, mi hermana Josefina acudió a mi llamado apenas le dije que volvería a Buenos Aires. Sin entrar en detalles, le expliqué que me tomaría unas semanas para pensar en mí, en mi pareja, en mi propósito de vida.

Ella no se comió el verso de que Juani estuvo plenamente de acuerdo, por lo que tuve que soltar un chiquitín más de información.

En casa de mamá, dejo mi valija y una mochila con cosas. No es ni por asomo la mitad de todo lo que tengo, pero me bastará para un par de días.

Abrazo a mi sobrino con todas mis fuerza e inspiro su aroma a colonia de bebé recién bañadito. Están todos esperándome para cenar y se me anuda el estómago de solo pensar que podría tener esto las veces que quisiera de quedarme aquí.

Sin embargo, elegí otra cosa, nadie me impulsó a irme del país ni a buscar nuevos horizontes junto a mi esposo.

Soy una convencida de que me casé con un hombre maravilloso y trabajador, al que prometí respetar y cuidar.

¿Por qué la desesperación por saber de Ezequiel me paraliza?

No le dije que estaba de regreso y mi hermana me juró por su hijo y por su bebé por nacer que tampoco había abierto la boca.

Le creo; mi teléfono no ha recibido ni una sola llamada o mensaje de su parte.

Todo fluye cuando nos sentamos a la mesa y me nutro de la charla ligera, de los caprichos de Milo y la barriga movediza de mi hermana.

Hemos estado hablando durante el viaje desde el aeropuerto acerca del gran dilema de la paternidad: que yo me siento preparada, que Juani todavía no. Un "todavía" que suena a "nunca".

―Si le pidieras a Juan Cruz que te baje la luna, lo haría. Me cuesta creer que no está dispuesto a pensar en una familia con vos. Sos el amor de su vida, la mujer que ama.

―¿Hablás en serio o te estás burlando de mí? ―pregunté en el auto. Nunca fue gran admiradora de Juani, por lo cual, dudo.

―Coni, puede que Zeke siempre haya sido mi preferido, pero es innegable que tu esposo te ama; desafió a sus padres al casarse con vos. Te defiende frente a la bruja de Teresita. No todos se plantan así frente a una familia tan territorial como la suya.

―Lo sé, no tengo dudas a ese nivel, pero...no sé...

―¿Sospechás que te es infiel? ―Sus ojos tan parecidos a los míos se abrieron como dos platos.

―No. No creo...de engañarme no insistiría en quedarnos en casa sus días libres o salir solo nosotros dos.

―Sin embargo, hay algo que te da vueltas en esa linda cabecita. ―Apuntó a mi frente, conociéndome.

―No es él. Soy yo. Trillado, lo sé.

Josefina me miró de lado, pendiente del tráfico y de mis gestos. ¿Qué pensaba? No me lo dijo y agradecí que continuara concentrada en los autos que pasaban cerca y no en mi chamuscado corazón.

"Algo más" -Completa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora