Juan Cruz y Ezequiel son amigos desde pequeños. Su amistad es inquebrantable y se complementan a la perfección. Sin embargo, cuando una tarde de verano un camión de mudanza se detiene en su barrio, las cosas toman un drástico giro: Coni será la nuev...
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Hace una semana que estamos en Europa y ayer nos mudamos oficialmente a Italia. Juani tenía razón: el departamento que nos cedió el club es moderno, aunque clásico. Posee una combinación arquitectónica y de diseño hermoso, con unas vistas de lujo.
Sus muebles son preciosos, sofisticados, y se ensamblan perfectamente a las paredes de ladrillo visto y cielorrasos de hormigón desnudo.
Fue difícil tomar una decisión después de que Juani me planteó regresar con él. Esa misma noche, al terminar de cenar, saludé a mi mamá con un adiós.
No hizo falta decirle que mi regreso era inminente. Tampoco me pidió explicaciones, sino que me tomó el rostro entre sus manos y me deseó "la mejor de las suertes".
Supongo que ya se acostumbró a los vaivenes de mi relación con mi esposo.
Apenas decidí regresar a Europa y darnos una nueva oportunidad, besé mis anillos. Los miré y me dije que "todo iba a estar bien". Que esta decisión era la mejor.
Pensé en Ezequiel, claro que sí. Mil veces agarré el teléfono para llamarlo, pero no tuve el coraje necesario para pulsar su número y confrontarlo.
No quería que nadie detuviera mi decisión. Floja decisión, pero decisión al fin.
En su lugar, le envié un mensaje y apagué el teléfono para que la tentación por leer una posible respuesta no inmolara mis planes.
Lo que se conoce como "cobarde de mierda".
Yo: Zeke, no dudo que lo nuestro hubiera sido hermoso. Nacido desde la amistad, desde lo más tierno de nuestros corazones. Tampoco dudo que nos hubiéramos hecho muy felices, aunque creas que solo Juani tiene ese privilegio.
En este momento, lo elijo a él, porque hay un vínculo muy profundo y una historia en común que nos hace semejantes. No es mejor que vos. Pero es lo que necesito ahora mismo.
Sé que te lastimé; también, que no quise hacerlo.
Me duele perderte, pero entiendo que es una de las tantas consecuencias de mis actos.
Siempre te voy a tener en mi corazón.
Hay una persona mejor que yo allí afuera. Alguien que te amará incondicionalmente y no te arrastrará a su huracán de inseguridades.
Lo siento mucho. No me va a alcanzar la vida para pedirte perdón.
Te amo. Coni.
Lo encendí en cuanto pisamos España y llegamos a nuestro viejo departamento. Esta vez, no hubo mensajes de su parte.
Con apenas unas cajas dando vueltas por la sala y mis bolsas de ropa en la habitación, era obvio que Juani había comenzado con la mudanza.
