15

122 36 27
                                        

Coni – 19 años - Mes de Diciembre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Coni – 19 años - Mes de Diciembre

Como no podía ser de otra manera, vinimos al bar de mala muerte que frecuenta Zeke, con motivo de festejar sus veinte años. Solo unas pocas mesas están ocupadas con gente que no conocemos, ya que reservó para nosotros un sector del lugar de su amigo para que estemos más cómodos.

Algunos chicos de su secundario que sigue viendo caen a la medianoche, junto a un grupo de chicas. Todas lo saludan con énfasis y no tardan en cargar una cerveza en sus manos. El rock nacional ocupa nuestros oídos; son clásicos de "2 minutos", "La Renga", "Los Redonditos de Ricota" y la lista sigue.

Mientras Juani está jugando al pool, concentrado en no meter la bola negra antes de tiempo, bebo de mi botella de Dr. Lemon. Giro mi cuerpo y ver la lengua de Zeke en la boca de una de las fulanas estas me genera celos.

¿Cuándo será la hora que se asiente con alguien y deje de mezclar su saliva con cualquier mujer con pulso? Nunca pensé que Ezequiel sería de los que se rifara por un buen par de tetas o culo, en este caso. La chica tiene sus buenos atributos, si soy justa.

―¡Hola! Tu turno ―mi novio agita el taco de pool frente a mi nariz, haciendo que rompa el contacto visual de mi amigo con su nueva conquista ―. ¿Otra vez pensando que no es la indicada? ―se burla de mí y prefiero mortificarme porque piense que soy sobreprotectora de Zeke que porque en lo profundo, hay segundas intenciones que soy lo suficientemente cobarde como para asumir.

Nunca pude poner en palabras lo que me provoca ver a Zeke con otras chicas.

Nunca pude rotular el deseo por los "y si" que algunas veces pasaron por mi cabeza.

Soy una novia espantosa, lo sé. Ni siquiera debería estar pensando en esto cuando tengo a un novio perfecto, hermoso y que me ama sin importar qué.

El alcohol sigue corriendo en el festejo y las apuestas por dinero en las partidas de pool se incrementan. Me encuentro sentada sobre la falda de mi novio, en una silla ubicada en un oscuro rincón cerca de los sanitarios.

El lugar está bastante concurrido, más que hace dos horas.

―Quiero que me toques ―Juani sisea a mi oído y mi cuello latiguea ante la propuesta. Siendo absurda, le toco los labios con mis dedos ―. ¿Qué estás haciendo?

―Te estoy tocando ―sonrío y esa mirada traviesa dice mucho.

―No te hagas la viva ―su mano viaja a mi nuca y me come la boca con un tremendo beso ―: Quiero que me toques ahí abajo.

―Hay mucha gente cerca. ―respondo sobre sus labios embriagados de deseo.

―Nadie nos está viendo, estamos en penumbras y escondidos.

Muerdo mi labio analizando lo que dice. Cada palabra es cierta: de nuestro grupo, a excepción de uno de los amigos de Zeke que está de pie junto a la barra, el resto está ocupado jugando o chamuyándose a alguien.

"Algo más" -Completa-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora