Parte 4

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Buenos Aires, viernes 5 de diciembre del 2008

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Buenos Aires, viernes 5 de diciembre del 2008

Asia

En mí vida he tenido muchos golpes duros que me llevaron a ser lo que soy hoy. Ojalá la frase de "lo que no te mata, te hace fuerte" fuera real. Cada batalla fue como una daga incrustándose en mi corazón, generando que decaiga y me arrastre sin rumbo, sin lograr ver la luz al final del túnel. Ya no le encuentro sentido a la vida, sigo porque no hay opción, porque al parecer no es momento de que abandone este mundo.

Tuve tres intentos de suicidio en los cuales falle. Pato dijo que la vida me estaba dando otra oportunidad, que era una señal de que todo mejoraría pronto. Por desgracia para mí, nada cambio, no logré renacer.

—¡Buenas! —saluda Pato, entrando a la casa.

Escucho la puerta cerrarse, mi mirada esta concentrada en la computadora.  Hoy en la mañana Pato, salió temprano a ensayar, ya que la semana que viene tiene un recital, para despedir el año como siempre lo hacen. 

Me encuentro en la computadora, hoy tuve mucho trabajo. Soy CM: hago publicidades y marketing para distintas empresas o artistas. Me gusta que mí trabajo sea algo híbrido, que no requiera de mí esfuerzo diario.

—Hola Pato —digo mientras apagó la compu.

—¿Que hacías? —consulta dulce y me abraza por detrás.

—Estaba trabajando, me pidieron que haga publicidad de un festival, tengo que bajar un contenido por día —explico exhausta.

— ¿No querés hacer publicidad para nosotros?

—¿Estás seguro? —objeto pensativa.

—Obvio, me encanta lo que haces.

—¿Tengo que manejar tu cuenta?, no sé si quiero ver las cosas que te mandan otras pibas.

Ríe. —No se que me mandan, no le doy bola a nada.

—Bueno yo me encargo de todo, vos mándame tu correo y contraseña —comento dulce—. Ahora sí me podes soltar, que me quiero levantar de acá.

—¡Un beso y te suelto! —me mira con su sonrisa tierna que tanto me puede. Clavo un pico en sus labios para luego levantarme.

Cuando lo miro siento que en parte soy afortunada, a pesar de toda la mierda, tener a un compañero como él, lo es todo. Patricio, es dulce, servicial, leal, compañero, siempre que lo necesito está y me cuida como nunca nadie lo hizo. Además me entiende y respeta, no tengo darle explicaciones. Tampoco me exige, si le digo que no, deja de insistir, no me presiona. 

—Me voy a dormir una siesta —anuncio con un tono de cansancio.

—Dale... ¿Esta noche vamos a cumple de Guido?

Me gustaría poder decirle que si, porque siento que me vendría bien salir, sin embargo no soy capaz ni de alistarme. El solo hecho de pensar en todo el esfuerzo que requiere prepararme para ir a una fiesta, además de lo difícil que  es aguantar tantas horas fuera, con todas las complicaciones que pueden surgir.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora