Parte 19

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Buenos Aires, miércoles 14 de enero del 2009

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Buenos Aires, miércoles 14 de enero del 2009

Patricio

Hoy decidimos con Asia, prepara juntos el almuerzo: ella hace la salsa y yo los ñoquis. De fondo pusimos música de Melendi, uno de sus artistas favoritos, sigo esperando a que cante alguna canción pero, desde la ultima vez que la hice cantar, no lo volvió hacer más.

—¿Cómo hacemos esta tarde? —consulto y volteo a verle.

—Si queres voy sola al medico —dice y la miro con duda—. No es tan grave que ande sola un rato.

—Es que hace mucho que no salís sola, me sorprende que te animes.

—Me da miedo pero vos tenes que ir a tu reunión, mira si es algo importante —comenta sonriente—. Gastón no te llamaría por una boludez.

Termino de amasar todos los ñoquis y comienzo hacer las formitas. Asia, esta revolviendo la salsa, que por cierto, huele espectacular, ya hasta me esta dando hambre.

—Te llevo y después voy a la reunión. No quiero que la pases mal sola.

—Desde siempre tan cuida vos. Siempre me acompañaste para que no ande sola —menciona y se acerca abrazarme por detrás.

<<Pasado>>

Sus palabras me llevan a un recuerdo en particular. Tras mi expulsión, Asia sacrificó sus vacaciones para ayudarme a estudiar. Solo tuvimos dos viajes de una semana cada uno: primero fuimos con sus padres a Uruguay y luego con los míos a la costa argentina. De lunes a lunes, ella iba a mi casa temprano y se iba en la tarde. Eran horas de estudiar, solo interrumpidas por la comida. Sin embargo, los findes teníamos nuestros recitales, que nos íbamos a ver de manera mutua, y los domingos salíamos de paseo a algún parque a charlar para despejarnos. Un domingo de enero, estábamos en una plaza cerca de mi casa hablando de muchas cosas mientras tomábamos un tere.

—Mi papá consiguió entradas para Leo Mattioli, este finde. ¿Me acompañás? —comentó de repente.

—¿Y Mariana no puede? —Asia iba mucho a recitales y, hacía unas semanas atrás, había ido con ella a ver a ese artista.

—Mar está de viaje en Cabo Verde, vuelve la otra semana. Sos mi única opción.

Yo no queria ir, me parecía horrible y poco rockero de mí parte. Además ni me gustaban sus temas, solo conocía muy por arriba algunos porque Asia vivía escuchandolo en su casa.

Miré confundido, ni empedo me imaginaba en un recital de cumbia. —¿Yo en un reci de cumbia? Ni empedo.

—Voy sola, entonces. Mis papás, pero no pueden llevarme ni buscarme del reci —explicó sonriente.

—No podes andar sola de noche. —dije preocupado—. ¿No preferís ir a un reci de rock? A eso sí te acompaño.

Ella me miró confundida, obvio que no iba cambiar de opinión. Pero yo no quería que vaya sola, me parecía peligroso que ande de noche por la calle o en boliches.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora