parte 30

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Buenos Aires, miércoles 11 de marzo del 2009

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Buenos Aires, miércoles 11 de marzo del 2009

Asia

Las  gotas de lluvia, golpeando el techo, son un excelente sonido para mis oídos. Me encantan los días lluviosos, sin tormenta. A muchos les da tristeza, pero en mi corazón no cabe más dolor. El clima no va empeorar mi situación, en todo caso va a acompañar el sentimiento.

Estoy en la cocina haciendo mí merienda, hoy me pegué una gran siesta de tres horas para poder estar activa en la cena de esta noche. Quedamos en comer en casa de mí abuela, ya que está mañana le dieron el alta. Mí tía, ha decididó irse a quedar allá para cuidarla y propuso preparar un festejo entre todos.

Está última semana, estuve muy decaída y con muchos dolores, esto a causa, de que, dejé las terapias, por falta de dinero. Estoy confundida sobre cómo seguir mí relación, quiero estirarla y seguir junto a Pato, pero no hay soluciones a los problemas. No es justo que el tenga que sufrir por mí culpa, sin embargo, mí corazón me ruega que no lo deje.

—Asia, ¿que te pasa? —pregunta Pato entrando a la cocina.

Me volteo a verle a los ojos. —Me siento una estúpida Pato —confieso con lágrimas en los ojos—. Por eso te vengo tratando fría.

—¿Pero porque bombón?, vos no sos ninguna estúpida, al contrario sos increíble —menciona dulce y se acerca abrazarme pero le esquivo.

Me conmueven sus palabras, pero tengo que dejar a un lado los sentimientos, no enfocarme tanto en eso. 

—Es que la casa es un desastre, en mí trabajo me pagan una miseria. Encima los dolores de cuerpo me están matando —digo con mí voz frágil—. Yo no puedo ni con la mitad de lo que vos pudiste.

—¿De que hablas? Vos estás manteniendo está casa sola, eso es de valorar.

—No Pato, todo va mal. Vos me cuidaste, hiciste lo mejor, y yo no te puedo retribuir. Siempre seré un estorbo en tu vida.

Pato me mira con confusión, y yo solo lloro porque no puedo más con esta situación. No puedo sobrellevar la casa, ni retribuirle lo que hizo por mí. Es injusto para él.

—¿Como vas a pensar eso bombón? Ya te dije no me estorbás.

—No te mereces esto. Tendrías que estar con una mujer que sea capaz de bancarte, porque incluso este tiempo te traje más problemas —menciono triste.

El me mira fijo con una sonrisa. —Para nada, yo me banco estar con vos porque te quiero.

El trata de llevar con dulzura la situación como siempre. No entiendo como aún sigue soportando mi forma de ser.

—No te mientas. Vos solo tratás de aferrarte a esto porque es lo más estable que tenés —expreso y quiebro en llanto.

—¿Dudas de lo que siento? —consulta ofendido.

—Siempre me hiciste ver qué extrañabas mí vieja versión y eso es suficiente —suspiro y le miro fijo—. Yo te quiero mucho, y como acto de amor decidí que no soy la indicada para vos.

—¿Que pretendés? —pregunta confundido con sus ojos a punto del llanto.

Me parte el alma, y no puedo no llorar al verlo así. Me cuesta mucho decirle esto, espero que sepa que lo hago con todo el dolor del mundo.

—Que nos separemos... Quisiera que las cosas fueran diferentes, pero el destino parece no estar de nuestro lado.

—¿Vos me estás jodiendo Asia? —sus ojos están empapados. Se coloca la mano en la cara fregándose para contener la bronca.

Se acerca a mí para tomarme de las manos. Las palabras, son ecos en el aire, se quedan suspendida mezclándose con la tristeza y bronca.

—Asia, mí vida, no me hagas esto —Pato suplicá en un susurro—. Por favor entendé que sos la mujer de mí vida, no quiero a otra.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora