Parte 27

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Buenos Aires, martes 17 de febrero del 2009

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Buenos Aires, martes 17 de febrero del 2009

Patricio

Estoy terminando de limpiar los baños. Hoy fue un día largo, lleve a Asia, a su trabajo y a su tía al hospital. Pase la mañana limpiando la casa, no me gusta ver todo sucio y desordenado, aún menos  sabiendo que tenemos visita.  A media mañana fui a buscar a Patricia, quien me pidió pasar por un supermercado, se ofreció a pagar los ingredientes del almuerzo, ya que, quería comer un salteado de arroz y verduras con langostino. Ella sabe que estamos pasando por una crisis económica, por lo que no podemos gastar mucho. Es la primera vez que voy a preparar langostinos, pero como Patricia sabe mucho de cocina me esta ayudando. 

Después de hacer el almuerzo, fui a buscar a Asia de su trabajo. Se la notaba muy preocupada por no haber podido visitar a su abuela en la mañana, pero le tranquilizaba saber que iría en la tarde. Además estaba contenta porque en la tarde se juntaría con Tina,  la invito a que viniera a merendar a casa. 

Salgo del cuarto tras escuchar el ruido del timbre, supongo que debe ser Tina, ya que, Asia, fue en auto al hospital con su tía. Me pone un poco nervioso, tener que ser quien atienda a Tina, ya que la vez pasada me había analizado mucho y no me gusto.

—Hola Tina, Asia, se ha retrasado, pero pasa a esperarla —comento amable.

—Hola Patricio —sonríe—. Lo bueno es que estas vos para recibirme.

Solo rio nervioso y la hago pasar para que se acomode en la sala. No tengo más opción que tratarla con amabilidad. Espero que Asia, no se tarde tanto.

—¿Queres tomar algo? —consulto amable.

—Un café... Asia, ha hablado de lo increíbles que son. Muero por comprobarlo —sonríe.

Me dirijo hacia la cocina y coloco el agua en la pava. —¿Asia te habla mucho de mi?

—Si, le resulta inevitable no nombrarte al menos una vez al día. A estas alturas se más de vos, que de ella —ríe mirándome fijo.

Me pone un poco nervioso sus palabras no me gusta malpensar pero siento como si tratara de halagarme. A parte me sonríe demasiado.

—¿Azúcar o edulcorante? —pregunto mientras apago la hornalla. 

—Azúcar.

Termino de preparar el café y se lo entrego. Como no tengo opción, me siento en uno de los sofás para sacarle charla de algo. Asia, no me perdonaría que trate mal a una amiga suya, ella siempre pretende que sea servicial con los demás y los haga sentir en confianza. 

—Esta genial este café. Seguro así la conquistaste a Asia —comenta sonriente—.  Ella dijo que fuiste vos quien la conquisto y no al revés.

—Sí, pero con un café no hubiera sido suficiente. Fueron detalles y muchas salidas originales las que me ayudaron.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora