Parte 25

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Buenos Aires, domingo 15 de febrero 2009

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Buenos Aires, domingo 15 de febrero 2009

Patricio

Me sentía tan cómodo y feliz junto a Asia, pero una llamada nos interrumpió. Al ver el nombre Claudia, correspondiente al de su madre, ambos nos descolocamos. Ella comenzó a temblar incluso; es su parte débil, siempre su familia logro desestabilizarla. Por mí parte me puse nervioso porque me preocupa demasiado que Asia, se ponga mal, no quiero verla rota otra vez, la quiero cuidar.
Asia, se levantó rápido de encima mio, para  poder ir a atender la llamada. La vi muy nerviosa, no quería hacerlo, pero seguro le carcome la duda. ¿Que puede querer después de tanto tiempo?, ¿por qué aparece ahora que veo a Asia un poco mejor? Las cosas estaban mejorando, de a poco pero mejorando, al fin y al cabo.

—¡Harta me tiene! —dice Asia, mientras cierra la puerta del cuarto.

Su voz es de enojo, está alterada con su cuerpo tembloroso. Por su cara intuyo que hay malas noticias.

—¿Que paso linda? —pregunto preocupado—. ¿Me querés contar o preferis guardarte para vos?

Ella se vuelve a recostar sobre mí, pero mirándome fijo. Envuelvo su cintura con mis brazos.

—Me aviso mí mamá, que mí abuela, está internada. Ella pidió mucho verme —comenta y suspira.

—¿Qué le paso?

—No me dijo, porque empezó a atacarme. Me dijo: "yo no quisiera verte", "nos arruinaste la vida", "si era por mí ni te llamaba"

Su mamá es muy forra como para decir todo eso. ¿Cómo le va ocultar a Asia que su abuela está internada?, ella tiene derecho a verla. Además me dá bronca que la culpen de algo que no hizo, me duele lo que le hacen.
Asia es de las personas más buenas; con su sola presencia sentís que salió el sol. Ella tiene ese poder, aunque esté apagada ayuda a brillar a los demás. Tiene la capacidad de iluminar a quienes la rodean, no entiendo cómo alguien así no recibe la felicidad plena, por su hermoso corazón, merece lo más bello de este mundo.

—Asia, ¿sabes que vos no hiciste nada? —pregunto dulce—. Vos no arruinaste nada, y a mí me alegras la vida.

—Yo me arruine la vida a mí, no entiendo cómo mí mamá no ve eso, yo estoy peor que ellos con lo que pasó —menciona y siento como sus lágrimas golpean mí pecho.

Beso su coronilla. —No bombón, vos no sos responsable de nada. No importa lo que piense tu mamá, yo te voy a seguir diciendo que sos increíble.

Levanta su vista y me mira fijo con una sonrisa triste. Me encantaría tener el poder de hacerla feliz con solo un abrazo, quisiera poder protegerla de todos y que nunca más, nadie le haga sufrir.

—Ay Patito, vos sos lo mejor que me pasó.

Nos levantamos para hacer la cena. En silencio cocinamos una ensalada de lechuga y tomate con milanesa. No quiero atocigarla prefiero que hable cuando tenga ganas.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora