Parte 33

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Buenos Aires, sábado 14 de marzo del 2009

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Buenos Aires, sábado 14 de marzo del 2009

Patricio

Estoy caminado por la calles de Don Torcuato, en dirección a la casa de un amigo que vive en un barrio cercano. Observo el paisaje urbano que me rodea, mientras me sumerjo en mis pensamientos. Es un día algo fresco, pero hay un sol radiante que me pega de lleno. 

Camino sin rumbo alguno, esta zona me trae muchos recuerdos de mis años junto a Asia. Fue tan fácil para ella, me dejó con una ciudad entera para memorarla, es más, dos, porque también las calles de Benavidez, guardan su escencia. Cada lugar tiene algo de ella: el café donde tuvimos charlas infinitas para conocernos, el bar donde íbamos después de los recitales, la reserva ecológica en la que  matábamos las horas los domingos de vacaciones. Tantos espacios donde resuena su nombre, donde nos recuerdo siendo feliz, sin saber que lo éramos, sin saber que algún día ya no lo seriamos. 

Asia, vos te fuiste y me dejáste con mil sitios para evocarte. Yo solo te deje lo último que me quedaba de amor, pero eso, es fácil de olvidar.

Mi vida pasa en cámara lenta, reproduciendo diferentes secuencias en mi mente. Mis pasos son firmes y lentos, siento el peso en los pulmones cada vez que aspiro un poco de aire. De repente entre todo este caos, mis ojos se posan en un rostro familiar haciendo que detenga mi caminata. Veo a Tina, la amiga de Asia, caminando en dirección a mi, pero pareciera no haberme notado; cuando esta a unos centímetros míos, frena con una sonrisa.

—¿Qué haces por acá? —pregunto confundido.

—Vivo por esta zona, ¿Asia nunca te lo dijo?

—No —respondo dando a entender que es obvia la respuesta. Por algo mi pregunta. 

—Hablando de Asia... —le interrumpo antes de que pueda decir cualquier cosa que no me interesa saber.

La realidad, es que me dolería saberlo, tengo miedo de que me diga que Asia esta mal, o que le paso algo, por eso prefiero callarla. No podría soportar enterarme algo de eso.

—No quiero saber de ella —comento frio.

—Que bueno, porque ella tampoco quiere saber de vos —menciona y sonríe—. Ya decidió que no piensa volver.

—¿Eso te dijo? —pregunto como ofendido.

No puedo creer que Asia, me haya olvidado tan rápido. ¿Qué hice mal para que no quiera volver conmigo? Yo aún la quiero con todo mi corazón, pero ella decidió soltarme para siempre. Y ni siquiera tuvo el valor de decirme. No es justo que me entere por su amiga, debió anunciarme primero a mí.

—Sí, hace dos días atrás la vi. Así que yo que vos me voy buscando otra —dice y levanta los hombros—. Te dejo porque tengo mil cosas por hacer —sonríe y se retira, sin darme lugar nada.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora