Parte 43

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Buenos Aires, jueves 16 de abril del 2009

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Buenos Aires, jueves 16 de abril del 2009

Patricio

Estoy en la cocina batiendo un café, mientras pienso en la gran noche de ayer. Nos dormimos a las dos de la madrugada, y acabamos de despertar en pleno mediodía; en realidad yo me levanté recién, pero Asia sigue durmiendo.

Esta tarde mis padres dijeron que vendrían de visita, como es semana santa, quieren traer algo de comer para compartir con unos mates. Todavía no le avisé a Asia, ya que recien me acaba de llamar mi mamá, de todos modos, se que no tendrá problemas.

—¡Buen día, bombón! —saludo dulce, al ver que se acerca a mi.

Trato de abrazarla para luego darle un beso en los labios. A penas amago a tocarla, me esquiva y frena. Lamiro confundido, parece que se levantó de malhumor, mientras no salga con alguna locura vamos a estar bien. Que no se le ocurra dejarme.

—¡No me toques! —menciona enojada alzando la voz. 

Le miro choqueado sin entender porque me grita tan malhumorada. 

—¡Perdón! —comenta bajando la voz y suspira—. Me levanté pésimo hoy, quiero morirme, porque no aguanto más el dolor.

Por la cara de molestia que lleva, creo que debe estar sintiendo un dolor muy intenso. La última vez que la vi con una cara así, fue cuando le detectaron la enfermedad. Después de eso como que se acostumbró, pero pareciera que ahora esta más adolorida que veces anteriores.

—¿Qué sentís? —pregunto con un tono de preocupación mirándole fijo.

—Siento una mezcla de cosas, me arde los brazos, tengo hormigueos en la mano y punzadas en el abdomen —explica frustrada.    

—¡Que bajón! —hago una pausa y le miro con tristeza—. No te quiero ni tocar, porque seguro estas con sensibilidad.

Baja la mirada hacia el piso y hace un gesto de confusión. —Hasta sensibilidad a la luz tengo hoy.

—Uy, bueno, bombón hermosa, si queres anda a descansar yo te hago algo de comer, lo que quieras —digo sonriente—.  Por cierto, mi mamá quiere venir esta tarde, yo le dije que si, pero si necesitas descansar, le digo que lo dejamos para después. 

Me acomodo contra la bacha, ella levanta la vista y me mira pensativa. No quiero que se vea obligada a recibir la visita de mi mamá, cuando quizás necesita descansar. Cuando Asia está así, solo quiere dormir todo el día tranquila, para ver si se le pasa el dolor; la compadezco, debe querer salir de su cuerpo para dejar de sentir tantas molestias.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora