Una noche basto para que la perfecta vida de Asia se convierta en un completo infierno. Ahora, ¿cómo seguir tras perder todo?, solo queda aguantar.
Entre medio de tanto caos su relación con Patricio, busca resurgir como una flor marchita, intentand...
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Buenos Aires, lunes 23 de marzo del 2009
Asia
Durante el día de hoy pase tirada en el cuarto, no tenia ganas de nada. Ni siquiera me levante a hacerme el almuerzo, recién ahora voy a preparar algo siendo las seis de la tarde; quedé que cenaría con Tina antes de ir al bar. Me siento nerviosa, porque hace mucho no piso un lugar asi, yo antes iba mucho a fiestas junto a Pato y Mariana. Desde aquella noche todo cambio. Estoy terminando de preparar unas empanadas, escuchando un poco de música; está sonando en mtv un tema de la quinta estación. El ruido del timbre me interrumpe, seguro es Tina, que ya llegó.
—¡Pasá!, estoy terminado de hacer una tarta de cebolla —explico mientras me dirijo a la cocina.
Mi familia no tiene tanto conocimiento de cocina, a excepción de mi tía Patricia, que es quien de chica me enseño hacer muchas comidas. Mi mamá siempre decia que era en vano, porque para ello tendria una cocinera.
—¡Que rico!, después hay que ver los outfit.
—De mí no pretendas mucho, no soy de vestirme muy llamativa.
Desde chica mi madre me inculcó la vestimenta elegante. Ella junto a mi abuela y Tía Patricia, siempre fueron de ese estilo de ropa. Sin embargo, mientras mi tía es más atemporal, mi mamá es un tanto anticuada.
Mi madre decía que nunca se sabe con quien podes cruzarte, puede ser el amor de tu vida, un dueño de una empresa, o lo que fuere. Por eso hay que estar arreglada para la ocasión. Mi tía sostiene lo mismo, pero me heredo el saber que menos, es más. Así, comenzó mi naturalidad en el maquillaje, cosa que mi mamá no aplicaba. Siempre fue exagerada en ese sentido.
Desde temprano empezamos a previar con el tequila. Tina me ayudó a terminar de preparar la tarta. Para levantar el ambiente decidimos poner música más movida, que mejor que un disco de Leo.
—Yo traje dos vestidos para elegir cual uso —explica Tina mientras come.
—Yo voy a usar una remera manga larga negra con escote bardot y un pantalón sastrero crema y mocasines.
Hoy en día me visto con orgullo de esta manera, pero en un pasado me daba mucha inseguridad el hecho de vestir tan formal en momentos casuales como fiestas con mis compañeros de secundaria. Tambien otra cosa que me provocaba inseguridad, era el tener que usar ropa incómoda para mantener mi apariencia. Mi madre me exigía, y por ejemplo en este momento, me reclamaria que no llevo tacones.
Una vez que terminamos de cenar, nos dirigimos al cuarto para vestirnos. Tina al final se decidió por usar el vestido rojo de tiras sueltas, perfecto para la ocasión. Mientras nos maquillamos de manera mutua. Ella eligió un delineado gato grande y labios rojos. Yo, en cambio, opté por un labial nude con acabado satinado y un delineado clásico fino. Siempre pienso en mi tía cuando elijo el maquillaje, que me enseñó que menos es más.
Al llegar, los nervios me invaden. Hace tanto que no visito un lugar nocturno, y siempre me pone mal. Empiezo a mirar a todos lados, intentando calmar mi respiración para que Tina no lo note.
