Parte 44

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Buenos Aires, sábado 18 de abril del 2009

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Buenos Aires, sábado 18 de abril del 2009

Asia

Tantos años sumida en una enfermedad que promete mejorar, y aunque a veces las cosas parecen cesar un poco, siempre los problemas vuelve. Creí que ya había vencido la tristeza y no volvería a tener deseos de morirme. La enfermedad no me ha dado tregua, el día de ayer, me sentí tan mal, fue como revivir el dolor de aquella noche, tan intenso que mi cuerpo parecía arder en las llamas del infierno. No sé si estoy dispuesta a seguir sufriendo así, no encuentro motivo suficiente para aguantar, ni siquiera Pato, y eso es lo peor, porque por él estoy dispuesta a todo.

Hoy me levanté igual que ayer, no me ha calmado el dolor, a pesar de haber tomado las pastillas. De todos modos, prometí que hoy visitaríamos a la abuela de Pato, dije que iría igual, aunque me duela mucho.    

—Yo creo que deberíamos ir al médico el lunes —expresa Pato mirando concentrado el camino.

Estamos yendo a la casa de su mamá. Durante todo el camino venimos hablando de como me he sentido, no me gusta que mi enfermedad sea el centro de nuestras charlas. Tampoco disfruto de que Pato me dé sermones, pero entiendo que lo hace porque me quiere.   

—Sí, voy a ir, pero no hablemos más del tema —digo y suspiro.

—Bueno bombón, vemos después entonces.

—Sí, hoy dejemos los problemas a un lado y disfrutemos de la visita a tu familia —hago una pausa pensando—. ¿Van todos?

—No sé quiénes son todos para vos. Guido como vive ahí no le queda de otra, y Gasty le dijo a mi mamá que iba.

—¿Se arreglaron bien, no?

El camino se está haciendo un poco largo, por la gran cantidad de tráfico. En este momento estamos en un embotellamiento, pero Pato, por suerte, tiene una paz siempre. Yo, en cambio, me pongo un poco más nerviosa porque me preocupa la impuntualidad. No quiero que nos tengan que esperar para comenzar a comer. 

—Sí, por suerte tuvieron una charla y aclararon todo. Pero obvio la angustia sigue —explica Pato.

—Lo importante es que se mantengan unidos en estos momentos claves. 

—Hoy vamos a charlar algunas cosas, espero Gastón tenga buenas noticias. 

Salimos del embotellamiento, y el viaje se volvió más rápido; al cabo de veinte minutos llegamos a lo de su madre. Al mismo tiempo que nosotros, llego Gastón. Tocamos timbre y nos recibe mi suegra muy alegre.

Nos dirigimos al fondo donde estaba acomodada la mesa con las comidas. Pato anoche preparó pizza para traer, su mamá hizo empanadas de pescado y su abuela hizo torta de choclo. Gastón por su parte, se trajo su comida vegana, al parecer se preparó una tortilla.   

—¡Estás muy bonita Asia!, me alegra volver a verte —comenta la abuela de Pato dulce.

—A mí también me alegra verla —digo y me siento a su lado.

Todo lo que fue ➞ Patricio Sardelli - AirbagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora