Cap.39🍭

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Sungie entró en busca del Sacerdote pero no estaba por ningún lado así que volvió sobre sus pasos y volvió a encontrarse con el mismo chico castañito que se llamaba Felix y olía a Alfa.

—Mmm no creo que seas un Seminarista Sungie. —Lix le señaló sus marcas en el cuello. —¿Dos marcas?

—Sungie tiene dos Alfitas. —sonrió orgulloso de sí mismo y de sus marcas.

Los ojos de Felix se agradaron de la sorpresa.

—Vaya, que suerte tienes... mira dos Alfas.

—¿Tu Alfita?

Felix se puso un poco nervioso ¿A caso ya se le había pasado el aroma?

—Y-yo emm no tengo Alfa s-soy un Alfa también. —Tartamudeó.

El rubiecito negó señalando a Lix con su dedito.

—Lix huele a Alfa... pero no.

—No entiendo lo que dices Sungie, pero ya debo irme el sacerdote debe estarme buscando. Se suponía que solo venia al baño y me he quedado por aquí vagando. Adiós Sungie me gustó conocerte.

Sungie se acercó a Felix para darle un abrazo que al principio Lix dudo en corresponder, pero finalmente lo hizo y sonrió en grande con aquella linda risita característica de él. Pero de pronto un gruñido feroz los hizo separarse.

—Sungie ¿Qué haces?

Lix se asustó al ver a un imponente Alfa pelinegro observarlos con su rostro muy serio parecía enojado.

—Chocolatito, Sungie despedirse de Lix, amigo. —El omega se pegó a su pecho y Minho arrugó su nariz cuando ese olor fastidioso se le introdujo en sus fosas nasales, Madera.

—Aléjate de mi omega. —Murmuró sin apenas alzar la voz y Felix reaccionó bajando la cabeza y retrocediendo rápidamente.

Qué curioso ¿Por qué otro Alfa obedeció sin más a otro Alfa que ni si quiera había utilizado su voz de mando?

—L-lo siento yo... adiós Sungie.

Felix salió corriendo de ahí mientras que Sungie miraba a su Alfita con sus ojitos entornados y ceño fruncido. También un leve puchero.

—¿Por qué tratar así a Lix? Lix amigo de Sungie.

—Lo siento mucho bebé es que no lo puedo evitar es un Alfa y tú mi omega tienes su aroma en todo tu cuerpo. —Abrazó a su pequeño y rápido le impregnó de nuevo su aroma a chocolate.

—Lix no malo con Sungie, Lix solo huele a Alfa. —Quiso explicar el Omeguita.

—No importa ven Lee know nos espera es hora de almorzar.

Sungie asintió tomando de la mano de su chocolatito y se fueron de nuevo a la sala donde Lee know y San estaban charlando animadamente. (en realidad solo estaban mirándose fijamente a los ojos sin decir nada).

—¿Qué pasó y esa carita bebé? —El Alfa rubio noto en Sungie ese cambio de humor, su aroma era un poco ácido.

—Alfa Minhonie asustar a Lix.

—¿Conociste a Lix? Es un chico muy amable. ¿Pero por qué lo asustaron? —Preguntó curioso San.

Sungie se sentó al lado de Lee know y enterró su carita en su cuello, el Alfa rápidamente le conforto con feromonas para calmarlo y le impregnó más de su olor a galleta.

—Quizá fui muy rudo, en mi defensa ese tal Lix estaba abrazando a nuestro Omega.

Lee know también soltó un gruñido.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora