Cap.77🍭

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Demasiado tarde, el omega corría hacia la linda playa para ver de cerca el mar. Era la primera vez que veía el mar en vivo.

Afortunadamente eran las 3 de la tarde y el sol había bajado entonces la arena no estaba muy caliente.

-Wow Sungie quiere nadar ¿Puedo Nadar Alfita?

Minho quien corría detrás de él tratando de llevarle el paso al omega se agachó para poner sus manos en sus rodillas y recuperar el aliento.

Lee know estaba metros más allá en la linda casita de playa que era de ellos, la gran ventaja de dedicarse a la compra y venta de casas e inmuebles era que si les gustaba una para ellos se la quedaban y ese era el caso, majestuosa de pintura blanca y celeste de madera muy bonita. Se la habían quedado con el fin de ir de vacaciones alguna vez pero jamás la habían usado y de no ser por que ahora tenían un lindo omega que merecía las mejores cosas en la vida, jamás lo habrían hecho.

-¡Alfa Lino ven!

Lee know dejó su cóctel sobre la mesita y se levantó de la cómoda hamaca de playa para alcanzar a su Omega.

Corrió rápido hasta llegar a él y lo cargó en sus brazos para meterse al agua con él, Minho se había quedado parado en la orilla analizando si entrar o no.

-¿Realmente es necesario que lo haga? -Preguntó.

Sungie le hizo un tierno puchero pero el Alfa se resistía a sus encantos.

Bien, no funcionó.

Entonces Sungie comenzó a Jugar con Lee know y luego se metió al agua para mojar todo su cuerpo, nadó un poco y agradecía a Felix que se había tomado el tiempo de enseñarle por ello pasaban mucho tiempo en la piscina de la Mansión. De pronto Sungie ya no salió del agua.

Se había sumergido y no salía y los segundos corrían, y eso comenzó a inquietar a los dos Alfas.

-¿Está bien? -Preguntó Minho desde la orilla.

Lee know negó.

-No lo se...

Entonces olvidando que odiaba meterse al agua Minho entró a buscar a Sungie junto a Lee know.

-¡Sungie bebé! ¿Estás bien?

Los alfas estaban ya un poco nerviosos, llevaba ya casi un minuto bajo el agua.

De pronto de atrás de ambos alfas salto Sungie sonriente, miraba a Minho triunfante.

-Sungie ganó otra vez. -Soltó.

Minho sonrió, ¿Cuantas veces iba a caer en las trampas de su omega mañoso?

-Omega travieso, te castigaré. -Gritó yendo por él para tomarlo de la cintura y levantarlo para arrojarlo al agua.

Las risas de Sungie eran incesantes y muy divertidas que lograban contagiar a sus Alfas. De pronto los Alfas ya no estaban frente a Sungie, un gran lobo Gris con manchas blancas les devolvía la mirada ahora, poniendo sus dos patas delanteras estiradas hacia adelante y sus cuartos traseros ligeramente alzados mientras su colita se movía de un lado al otro incitandolos a Jugar mientras aullaba.

Los Alfas sonrieron, el omega había decidido salir a jugar, así que dejaron el paso a sus Alfas al transformarse en sus lobos cada uno, y así Un Lobo blanco y uno gris de gran tamaño jugaban con su omega en el agua, se tiraban en la arena y se mordían las orejas y tiraban de la cola divertidos mientras se correteaban sin sesar.

Pasaron así largo rato jugando en el mar, el agua fresca mojandolos por todas partes y el sol cayendo para darle paso a la luna, la cual desde lo alto sonreía feliz, su plan había salido a la perfección y finalmente sus descendientes iban a venir al mundo.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora