Cap.23🍭

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El bello Sungie había pasado una tarde maravillosa con sus Alfas en la heladería donde disfrutó de un helado extra grande de chocolate con galletas.

Sentía que jamás en su vida había sido tan feliz mientras se dejaba consentir por sus dos Alfas.

Sungie no lo sabía o no lo entendía aún, pero había pasado hambres miserables, soledad infinita, dolores devastadores y situaciones malas toda su vida que el destino ahora lo premiaba al doble, doble dosis de cariños, dobles atenciones, dobles mimos y besitos, doble felicidad. Era algo hermoso que no acababa de comprender que la vida le estaba compensando al doble por todo aquello malo que había vivido antes.

Luego de ello habían vuelto a casa, ya no tenían más trabajo por hacer y si había algo lo podían gestionar desde casa, esa era la ventaja de tener una empresa propia.

Ahora los dos Alfas y su omega estaban recostados en el sillón favorito de los hermanos mirando una película con su adorable omega quien veía embelesado Frozen que al parecer también era la favorita de los Hermanos.

—¿Por que no dio beso? —Cuestionó cuando el príncipe se había negado a darle el beso de amor a la princesa.

Se sentía enfadado y traicionado por la situación, aunque fuese una simple película de animación.

—Porque no la ama Sungie bebé. —Contestó Lee know quién estaba despierto porque al parecer Minho tenía sus ojos cerrados para simplemente descansar o se había quedado dormido, no sabía bien.

—¿Galletita ama a Sungie?

Lee know se incorporó un poco y quedó de frente junto al menor tan cerquita de su rostro angelical que podía contar bien las pecas y lunares de su bello omega. Era tan hermoso que no se cansaba de verlo.

—Si Sungie, te amo mucho bebé eres mi pedacito de cielo.

Sungie sonrió, si su Alfa lo amaba entonces le iba a dar un beso ¿cierto?

—¿Besito a Sungie? —Preguntó mirando con interés a su Alfa.

Lee know no era quién para negarle aquello que su precioso omega pedía así que tomó a Sungie de la cintura y lo acomodó sobre su regazo para quedar frente a frente y se acercó lentamente hasta cerrar el espacio entre ambos; Sungie había aprendido que debía cerrar los ojos cuando los labios de sus Alfas tocaban los suyos porque así podía percibir más esa desbordante sensación que el beso le provocaba.

Los labios de sus Alfas eran muy suaves y sus lenguas bastante juguetonas, aprendió también que al abrir la boca podía dejar entrar la lengua de sus alfas y también él podía sacar la suya y hacer lo mismo, jugar con ella para hacer cosquillas a sus Alfitas también.

Lee know decidió hacer ese beso más profundo cuando vio que Sungie tomaba más la práctica y dejaba salir su escurridiza lengua para jugar con la suya. El pequeño cuerpito de Sungie sobre el suyo era un pecado que no quería cometer, o al menos no sin el permiso de Sungie pero como sus manos ardían por hacerlo Preguntó.

—¿Puedo tocarte bebé? —Dijo al cortar un momento ese beso.

Sungie con su respiración algo descontrolada asintió. Le gustaba mucho lo que sentía con cada beso y también le parecía interesante como las manos de su Alfa Lino tocaban su piel encima de su ropa.

Lee know decidió que acariciar sobre su ropa era una manera de acostumbrar a su Omega a ese acto. Rompió el beso sin soltar a Sungie para poder verlo al rostro, y el sonrojo de Sungie y sus ojos cerrados le indicaron que le gustaba.

—Más por favor. —Pidió sin abrir sus ojitos.

El peli plateado se arriesgó un poco más y besó con más intensidad a su Omega succionando lento sus abultados labios y mordiendo delicadamente despacio para no asustarlo pero eso no pareció hacerlo porque Sungie jadeo de gusto y aceptación y nuevamente volvió a cortar ese beso, no debía apresurarse más bien debía ayudar a Sungie a tomar un buen ritmo.

Y al parecer funcionaba muy bien ya que Sungie después de recuperar una vez más el aliento fue él quien se acercó de nuevo.

—¿Quieres más mi bebé?

Sungie asintió por toda respuesta acercándo más su rostro, esos besitos le encantaban, movían algo dentro de él que lo hacía querer más y más cada vez y el Alfa se sorprendía al ver la rapidez con la que Sungie aprendía cada cosa.

Los pequeños besitos se fueron transformando de a poco en besos más largos y juguetones que ahora hacían un ruidito curioso de succion que iba llenando de a poco la sala de entretenimiento.

Minho no dormía, por supuesto que escuchaba todo aquello que lo hacía desear ser él quien estuviese besando al lindo omega pero no iba a negar que escuchar esos besos que de inocentes pasaban a ser más intensos le estaba gustando. Su lobo gruñó molesto exigiéndole que se uniera al asicalamiento de su omega. ¿Por qué no hacerlo también?

Se enderezó en el sofá donde Lee know estaba recostado con Sungie sobre él y se colocó justo detrás para posar sus grandes manos en la pequeña y moldeada cintura del Omega y acercar su boca al cuello del rubiecito.

Sungie sintió de nuevo aquellas maripositas revolotear por su interior cuando los ávidos labios de su Alfa se pasearon por su cuello, le gustó mucho que hizo su cabeza ligeramente hacia un lado dándole así más acceso al Alfa detrás de él.

Lee know le había dejado de besar para pasar a ser parte espectador ahora, con sus ojos grises más oscuros por el calor del momento, miraba como Sungie con sus ojos cerrados echaba su cabeza hacia un lado para sentir más besos de Minho.

¡Le gustaba! A su pequeño Sungie le gustaba aquello.

Cuando Minho dejó de hacerlo el pequeño Sungie hizo un puchero.

—Más, alfita por favor, Sungie quiere más de esos mimos. —Pidió con su voz más ronca de lo que era debido a que estaba excitado.

Los dos Alfas al mismo tiempo repasaron el cuello del menor uno del lado derecho y el otro del lado izquierdo, dejando huellas húmedas ahí, el olor que Sungie desprendía dejaba en evidencia su excitación y eso los volvía locos.

—Ahhh Sungie tiene algo duro en sus pantalones. —Murmuró a penas con su respiración agitada y sus mejillas rojas y calientes.

Y no era el único que tenia algo duro entre los pantalones.

Esa fue la señal para ambos alfas de detenerse, sabían que debían ir de a poco para no dañar a su dulce Omeguita.

Pero se les ocurrió una idea mejor.

Minho se sentó al lado de Lee know y luego ambos se acercaron a Sungie para unir así sus labios con los de él, en un llamado "beso de tres" donde ambos alfas pasaban su saliva con la de Sungie trabajando los tres con un mismo ritmo.

Las dos lenguas jugaban con la tímida y escurridiza lengua de Sungie quien con gusto reciba aquel beso doble por parte de sus alfas.

Minho Jamás se imaginó que haría tal cosa, sentír la saliva de su propio hermano... para cualquier Alfa seria denigrante ser besado por otro Alfa pero para ellos no, así los había puesto el destino y así se dejaban guiar ellos por el mismo. Al fin y al cabo había una sola cosita que los podía unir así... y esa cosita era Sungie.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora