Cap.61🍭

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La heladería completa era poco, los Alfas se habían encargado de llevarle a Sungie todos los sabores habidos y por haber de cada delicioso postre helado hasta que se cansara y aburriera de tanto helado.

En cuanto llegaron ese día a casa Sungie corrió feliz por el jardín, estaba de nuevo en casa y era libre aunque no era como si hubiera estado retenido en realidad porque Sungie jamás sintió eso, era como si sólo se hubiese mudado unos días a otra casa pero la verdad es que no había nada como volver a casa.

Cuando Sungie subió a su habitación pudo sentir en esta todo el aroma que sus Alfitas habían dejado ahí. Además aún había una cosa que había quedado pendiente.

Lee know entró en su habitación llevando el sus manos aquella pecera con el único pez que había ganado en la feria ese dia fatídico y Sungie en cuánto lo vio corrió a su lado.

—¿Papá pez? —Señaló la pecera.

—Si Amorcito, aquí está esperando por ti.

Ese pez se mantuvo todo el tiempo en la oficina esperando por Sungie ahora debía ir con los demás peces así como él omega había deseado.

El rubiecito dio varios brinquitos de felicidad al ver el pequeño pececito que había querido agregar a su gran familia de peces y tomando la pecerita lo llevó hasta su acuario y se sorprendió de ver que sus alfas habían agregado más peces, habían unos bien curiosos que parecían sombrillitas rosadas y transparentes.

—¿Peces Medusa? —Preguntó mirando aquellos bonitos animalitos. —¡Como de Bob Esponja! —Dijo finalmente reconociendolos como los que salían en la caricatura que siempre veía.

Los Alfas sonrieron, Sungie había expresado que le gustaría conocer una medusa real y ahora tenía varias en su propio acuario.

Depositó el pez con cuidado y sonrió al ver como éste nadaba por todo el lugar. Suspiró feliz al ver que su familia de peces estaba completa. Pensó que un día iba a tener también una gran familia bonita como la de sus peces, con muchos cachorritos.

—Bienvenido a casa papá pez. —Murmuró.

Fue de inmediato a abrazar a sus dos Alfas, aquellos dos hombres que le consentían en todo y cumplían sus caprichos.

—Bienvenido a casa Sungie. —Dijeron los Alfas al unísono.

Las manos de Lee know se enredaron en su cintura mientras Sungie recostaba su cabeza en su hombro y las de Minho lo rodearon por atrás colocándo también él su cabeza sobre Sungie, haciendo al omega un Sándwichito humano muy bonito.

—Te amo pequeño, mi bomboncito. —Susurró Minho con sus ojos cerrados aspirando el aroma de Sungie.

—Y yo también te amo mi algodoncito de azúcar.

—Gracias por amar mucho a Sungie, También amo mucho a Alfita Minhonie y Alfita Lino.

Las feromonas de los tres que danzaban ahora en el aire solo demostraban lo felices que se sentían estando juntos.

Como buenos Alfas ellos querían reforzar su marca con su omega pero debían ser prudentes y esperar al menos unos días para hacerlo. Por el momento tenían una sorpresa para su pequeño y es que además había un par de personas que querían conocer a su lindo omega.

...

—Sungie ¿Estas listo mi vida?

El omega quien se había dado una larga ducha ahora salía de la habitación oliendo su característico aroma a vainilla de su jabón de baño salio ya vestido con su pantalón de mezclilla y un suéter de colores pastel, morado, rosa en líneas horizontales. Se veía precioso como siempre.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora