Cap.72🍭

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Lee Minho ya estaba encerrado en su habitación ansioso por la llegada de su lindo omega, sus molestias provocadas por el celo no eran en nada comparadas con la desesperación por tener a su chico ahí con él. Después de unos desesperantes minutos que a Minho le parecían horas por fin la puerta se abrió y dio paso al omega, de inmediato toda la habitación se llenó de feromonas cargadas del aroma intenso de Minho las cuales hicieron jadear al omega.

Los ojos de Minho estaban de un color purpura electrizante,  característico del Alfa cuando se encuentra en estado de celo contrario al omega que es de color azul eléctrico. De inmediato las manos blancas y grandes de Minho se posaron con posesividad en la cintura de Sungie para apretarlo con algo de fuerza sin llegar a lastimarlo y así dar inicio al ritual entre ambos cuando sus labios chocaron al encuentro de aquel ansiado beso, Minho separó los labios del menor para irrumpir con hambre en la boca contraria llevando su lengua hasta todos los rincones de la boquita que gustosa aceptaba aquel desbordante beso.

Cuando el aire les hizo falta Minho cargo a su Omega para llevarlo hasta la cama en donde lo recostó para después despojarlo de toda su ropa hasta dejarlo totalmente desnudo sobre la cama. Él aún llevaba la ropa puesta así que se quitó la corbata y contrario a lo que habría hecho el otro Alfa la uso para llevarla a las muñecas del omega, quien sabía la clase de juegos que le gustaban a su Alfa Minho.

Minho le ató las manos ante la atenta mirada de Sungie tenía su pecho agitado subiendo y bajando con la respiración dificultosa.

—Que bebé tan obediente, así me gusta.

La voz gruesa de Lee Minho hizo temblar al omega quien pasó saliva.

—Sungie siempre obedece Alfa.

Aquella afirmación hizo que el lobo de Minho gruñera ansioso por tomar a su Omega, Minho solo se apresuró a besarlo con más brusquedad mientras se quitaba la camisa y el pantalón. Cuando estuvo totalmente desnudo se inclinó en la cama y sus labios comenzaron a recorrer con pasión toda la piel de su cuello dejando mordidas por doquier, succionado la piel dejando marcas rojas que de seguro mañana amanecerían moradas pero solo dejarían en claro que ese omega es, fue y será suyo siempre. 

Sus dos manos que habían estado entretenidas en la cintura del omega bajaron hasta el abultado trasero de Sungie donde apretó y masajeó con ímpetu, con deseo desmesurado. No aguantó más y le dio vuelta a Sungie colocándolo en su posición favorita, de bruces sobre la cama y comenzó un recorrido tortuoso de besos desde el cuello, Los hombros, la nuca y la espalda del menor.

Sungie jadeaba ante la brutalidad de los besos que le eran proporcionados, cuando llegó hasta el final de las caderas del omega Minho separó sus piernas para así seguir besando ahí hasta llegar con su humeda lengua hasta la rosadita entrada de Sungie quien escurría lubricante. El Alfa pasó la lengua ahí saboreando el líquido de su omega, sabía a cerezas.

—¡Ahhh Alfa! —Chilló Sungie cuando sintió como Lee Minho repasaba su entrada con la lengua haciendole millones de cosquillas exquisitas. La lengua húmeda y peligrosa se fue abriendo paso en la entrada apretada, su miembro ya palpitaba por enterrarse ahí, por hundirse en la rica, caliente y estrecha abertura de Sungie. 

—¿Qué pasa bebé? ¿Qué quieres omega travieso?  —Preguntó separándose mientras una de sus manos se cerraba al rededor de su miembro duro.

Su lengua volvió a su lugar para seguir con lo suyo mientras Sungie gemia de placer.

—Mmmghh Sungie te quiere a ti Alfa, ¡p-por favor!

Minho sostenía con una mano las manos atadas de Sungie sobre su cabeza y entonces con la otra lo hizo levantar el trasero y se puso en posición justo detrás y se abrió pasó con más brusquedad provocando jadeos intensos en Sungie. 

—Ahh Demonios Sungie, eres tan estrecho bebé que me pone más caliente.

Comenzó a embestir al omega sin nada de piedad ocasionando que sus pieles chocasen incesantemente, Sungie mordía su labio inferior ahogando sus gemidos ahí sobre la almohada, le encantaba la manera en que su Alfa salía y entraba en él le provocaba ver muchas estrellitas.

Minho dejó de sostener las manos atadas de Sungie para levantarse un poco más y sujetarse mejor de las caderas del menor para así poder arremeter con más fuerza, sintiendo como el interior de Sungie se apretaba más y más con cada vez que le daba duro en el punto delirante. 

—Mmmgg Alfa sí más...más.

A Minho le encantaba que Sungie pidiera por más lo volvia más dependiente de los gemidos y jadeos desesperados que soltaba aquella boquita apetitosa.

—¿Más? Mi adorable bebé quiere más ¿Eh?

Ágilmente y de manera rápida salió del interior del omega le desató las manos y se sentó en la cama atrayendo a Sungie con él, lo sentó sobre su duro miembro enterrándose de nuevo hasta el fondo.

—Ahhhh

—Vamos bebé, montame como ya sabes hacerlo.

Sungie asintió sosteniéndose de los hombros de su Alfa y comenzó a moverse sobre él de manera rápida y descontrolada. Una mano de Minho volvió a colocarse en su trasero para apretarlo y después dejó una palmada algo fuerte que hizo a Sungie gemir más agudo.

El omega no dejaba de moverse sobre él y Minho cerraba sus ojos deleitándose con la exquisita danza mortal que se libraba sobre  él y su miembro duro mojado por los líquidos de Sungie. 

—Ahhh si mi amor sigue así bebé —La habitación ahora estaba llena de los gemidos de ambos más el rechinar de la cama que daba duro contra la pared.

Sungie echaba su cabeza para atrás con sus ojos  cerrados disfrutando de su Alfa y de sus autopenetraciones las cuales sabía él punto exacto donde darse duro.  Sentía el calor de su Alfa, la fiebre que este tenía en su cuerpo por el celo Sungie se sentía igual.

Minho por su parte podía disfrutar de la vista estupenda, una obra de arte bien hecha e intocable un Sungie sudado, con sus mejillas rojas y sus ojos bien cerrados brincando sobre él, estiró una de sus manos para apoderarse de esa boca que estaba entreabierta y Balbuceaba sin parar y lo beso con pasión y desenfreno, hurgando hasta el último rincón de la boca de Sungie.

De a poco sintió como el interior de su chico se apretaba más y más con cada embestida. Minho apretaba sus labios contra sus dientes para no jadear tan alto, pero era casi imposible pues estaba en la sima del extasis. Gruñó sin control enterrado sus dedos en la piel de la cintura del omega mientras también se ayudaba con movimientos que iban al encuentro de Sungie. 

—¡Mgghh A-alfa!

—Ahhhgg Sungie si...

Sungie enterró su cabeza en El cuello del Alfa haciendole el espacio respectivo para que abriera de nuevo aquella marca mientras ambos se corrían con violencia, los filosos colmillos se adentraron en la piel dejando de nuevo su marca en su lugar. 

—Ahhh Alfa te amo.
   
El cuerpo de Sungie temblaba y ambos no podían controlar sus espasmos.

Agitado aún Minho se dejó caer en la cama llevándose consigo el cuerpo de Sungie quien seguía aprisionado por el  nudo con su Alfa.

—Y yo te amo tanto Sungie precioso  mi omega... te amo muchísimo.

Los ojos del Alfa se aguaron un poco al recordar como por ser tan necio casi se pierde de la cosa más bella que la Diosa luna le tenía preparado y era el poder sentir el amor intenso que le tenía a ese omega hermoso.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora