Cap.71🍭

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Sungie corría hacia su madre, ella estaba sentada  en una cómoda silla tomando el sol matutino mientras Lee know quién acababa de salir de su celo iba tras él, Minho estaba bajando las cosas que le habían comprado a la señora Han.

Según San había  recobrado la memoria y recordaba más cosas desde que dejó a Sungie en la iglesia y quería hablar con su hijo. Le había dicho a San que tenía un dolor en el pecho que debía curar y la única manera era hablando con su pequeño hijo y disculpándose con él.

—¡Mami!

El omega se abrazó a su madre quien le sonrió dulcemente devolviéndole el cálido abrazo.

—Oh Sungie mi precioso hijo ¿Estas bien? San me contó todo lo que has pasado desde que... te deje aquí con él.

Sungie asintió sin dejar de sonreír.

—¿Ya te acuerdas de todo mami? Sungie encontró dos Alfas. —Dijo orgulloso de si mismo.

La mujer sonrió levantándose para llevar a Sungie hasta la sala de la casa parroquial.  Lee know, Minho y JiHyun fueron tras ellos.

Al entrar pudieron observar a San preparar café y galletas, las favoritas de Sungie. 

—¡Papá San!

El beta se sonrojó sobremanera cuando los bracitos de Sungie lo rodearon por detrás. Hacía días que el omega había decidido que San sería su nuevo papá.

—Hola Sungie mi pequeño.

La mujer los miró avergonzada con sus mejillas levemente teñidas de un rojo brillante.

—¡Oh Sungie Dios hijo no deberías  incomodar así al señor San!

El beta llevando la bandeja con galletas en la mesa sonrió despreocupado.

—Oh no me molesta para nada, a decir verdad Sungie a sido como el hijo que nunca tuve. Me alegra mis días cuando viene a verme.

Sungie sonrió en grande era verdad, el señor San fue muy amable siempre con él y lo cuidaba mucho así que el omega le tenía un cariño bastante arraigado y puro.

—Oh bien esta muy bien si no le molesta a mi tampoco quien debe estar cómodo con ello es realmente Sungie.  —Respondió la señora Han.

—Es lo que pensamos nosotros. 

Por fin en todo lo que llevaban ahí los Alfas fueron notados.

—Ah ustedes están aquí, señora Han ellos son los Alfas que se robaron a Sungie y que lo "cuidan" muy bien. —Dijo enfatizando la palabra "cuidan".

Minho bufó mientras que Lee know sonrió mostrando sus encías ante el comentario ya que sabían que San los perdonaba aún lo que le había pasado a San. 

—Oh si, recuerdo un poco sobre ustedes pero no con mucha claridad, son como fotografías borrosas. Soy la señora Han, la madre de Sungie pero claro que ustedes ya lo saben. ¿Ahora me pueden poner al corriente de por qué mi hijo es un Omega y no un  beta como recuerdo y tiene dos Alfas? ¡Y marcas! ¡Ya tiene dos marcas! —Gritó esto último viendo las marcas a cada lado del cuello color rojizas una más recientes que la otra  cuando  Sungie se quitaba la chaqueta que llevaba puesta.

Minho se rascó la nuca mientras Lee know sonreía nervioso. 

—¡Casualidad que ahora no hablan!

Minho miró de mala manera a San quien sonreía malvadamente.

—¿Qué? si es verdad, antes no se callaban.

—Pues Sungie presentó el día que lo conocimos, y supimos que era Omega destinado de ambos por ser gemelos. —Explicó Lee know

La mujer los analizó por completo y luego soltó una débil sonrisa.

—Está bien me alegra mucho se ve que a Sungie lo han cuidado muy bien...

—Si seguro...

—¡Papá San! —Chilló Sungie avergonzado. Y el beta rodó los ojos cruzando los brazos en señal de enojo.

—Se ve feliz y eso es lo que me importa, Sungie bebé ven aquí.

La mujer palmeó el asiento a su lado y el omega accionó de inmediato y ella le tomó de sus manos para dejarle un beso en ellas.

—Ah mi hijito ya no eres mi betita pero seguirás siendo mi pequeño hijo.

Jisung asintió sonriendo mientras recargaba su cabeza en el hombro de su madre, recordando cuando antes podía dormirse en los brazos de su madre después de que había llorado tanto.

—Mami Sungie te extrañó tanto.

—También yo hijo, pero quiero decirte y que comprendas por que actué de esa manera, quizá muchos aquí me juzgan por mis actos pero juzgar a una persona antes de saber el por qué de sus acciones no es bueno aunque es muy común que lo hagan. Sungie  te dejaba en  casa más tiempo con ese hombre yo sabia que un día iba a llegar y encontrarte sin vida o  no encontrarte nunca más. —Sus ojos rápido se llenaron de lágrimas. —Estoy consciente del maltrato que recibimos ambos pero no tenía opción no tenía a donde más acudir ni más familia dispuesta a ayudar además era una omega miedosa y sumisa así nos criaron a nuestra generación. Solo obedecer al Alfa. Sungie tenía miedo de perderte. Esa noche que llegué y te encontré con hipotermia después de haber pasado quien sabe cuanto tiempo en el agua congelada supe que un día más y podías morir. Bebé esa noche tomé la decisión más difícil de mi vida, te dejaba aquí en la iglesia o en la estación de policía pero lo pensé bien,  si te dejaba en la estación los policías hubieran vuelto a llevarte a casa al pensar que te habías extraviado o algo así. Así que te traje aquí.

Sungie limpió con sus deditos las lágrimas de su madre.

—Sabía que al volver me enfrentaría al infierno. Tú padre...ese hombre me golpeó hasta el cansancio y me obligó a volver por ti o te iría a buscar para matarte con sus propias manos. Y solo eso recuerdo, los golpes me dañaron la cabeza y no recuerdo hasta ayer... San amablemente me contó algunas cosas y luego pedí que vinieras a verme. Necesitaba pedirte perdón  hijo por abandonarte.

La mujer comenzó a llorar más fuertemente ante la atenta mirada de los Alfas, el beta mientras que el omega la abrazaba con más fuerza.

—No llores mami Sungie perdona a mami, además si Sungie no hubiera venido aquí seguro que no conoce a Alfitas, Galletita y Chocolatito son y siempre han sido muy buenos con Sungie y Sungie feliz muy feliz con ellos.

—¿En verdad me perdonas Hijo?

Sungie asintió también con sus ojitos llorositos.

—¡Gracias! —Se volvieron a abrazar muy fuerte, el corazón del omega sentía una especia de calidez que se había olvidado que existía y eso eran los brazos de Su madre.

—Y bueno ¿Alguien quiere café?

—San siempre tan oportuno, ¿Cierto Min?

El Alfa pelinegro asintió con una sonrisa ladeada.

Pasaron el día con su madre y hasta llegó el sacerdote y Felix a unirse al almuerzo que la madre de Sungie y San hicieron.

—Estaba pensando en mudarme cuando la denuncia se haga efectiva. Ha estado viniendo un joven policía muy amable y apuesto a pedirme declaraciones. —Felix se sonrojó un poco al oír a quien se refería. —Cuando condenen a ese Alfa a prisión por fin me iré a vivir a una tranquila casa, como tu ya vives con tus Alfas será pequeña pero serán bienvenidos todos cuando gusten. Solo me falta juntar algo de dinero conseguiré un trabajo.

Alguien se sintió un poco incómodo al oír esa noticia y no fue precisamente Sungie y él sacerdote lo notó y sonrió un poco. Sin duda la madre Luna y el Creador de todo sabían bien como hacer las cosas.

Al final de la tarde tuvieron que irse pues el celo de Minho estaba cerca

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora