Cap.9🍭

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MARATON 2/4


El sacerdote ordenaba sus cosas en su oficina cuando un San algo aturdido entraba en ella.

Miró al Alfa y éste supo que algo le preocupaba.

—Habla hombre que pareces estatua.

San se Aclaró la garganta y se sentó cómodamente frente al Alfa sacerdote.

—Oiga, ¿Qué pasa si le digo que Sunguie encontró a su Alfa Destinado?

El sacerdote miró un poco a San sin dejar de mover de aquí para allá sus cosas y luego se sentó también frente al beta.

—¿Qué te preocupa en si San? —Preguntó uniendo sus manos.

San jugo con sus dedos pensando como decirlo.

—Es que es un niño. —Soltó por fin.

El sacerdote se enderezó en su asiento y carraspeó un poco, ya estaba entendido la situación. El sacerdote no era tonto, sabía que por las tardes mientras él estaba en su habitación en su tiempo de oración y penitencia llegaban dos Alfas distintos a ver al pequeño omega. Y lo que era el problema para San en realidad no lo era, Sunguie era un lindo omega en edad de cortejar no era para nada extraño que ya haya encontrado a su Alfa.

Pero comprendía el actuar de San, el beta se había acostumbrado a Sunguie y le había tomado cariño por ello actuaba como un padre sobreprotector.

—Te preocupas de más San, Sunguie está en la edad de ser cortejado por su Alfa, y no es un niño tiene 22.

—Tiene la mente de uno de 10. —Refutó el hombre.

—Pero no será problema si su Alfa está consciente de eso y aún así desea tenerlo y cuidarlo. —Contradijo el Alfa levantando sus cejas mirado al beta. —San estas encariñado con Sunguie déjate de cuentos.

San se sonrojó mucho al oír aquella verdad.

—¿Y qué si sí? es un chico sólo y y-yo... también estoy sólo. —Dijo.

El sacerdote suspiró profundo.

—San... se que es difícil para ti que no hayas podido tener hijos nunca, pero si ésta es una oportunidad de tener un hijo como Sunguie hazlo bien, no seas tan sobreprotector. Quierelo y cuídalo sin ser tan exagerado, permítele que su Alfa lo vea y cuando llegue el momento de que se vaya con él déjale saber que siempre estarás para él al igual que yo.

San lo meditó, odiaba que los sacerdotes tuviesen el don de hacer entrar en razón. Sunguie no era su hijo pero le quería como a uno, y también Sunguie tenia a un Alfa así que debía respetar eso.

—Bien... entonces dejaré entrar al Alfa. —Gruñó.

El sacerdote arrugó la frente.

—¿San...?

—¿Si señor? —Preguntó.

—¿Desde que hora está el Alfa afuera?

San sonrió mostrando sus dientes y salió corriendo de la oficina.

Pasó por el comedor donde Sunguie estaba ordenando las individuales por color y salió directo a la puerta de entrada.

—¡Hey tú!

Lee Know se levantó del suelo en donde había estado esperando desde hacía tres horas a Sunguie.

—¿Entonces me dejará ver a Sunguie? —Preguntó ya enfadado de esperar y esperar.

—Ah esta bien... sólo cinco minutos. —Masculló San dejandole pasar.

—Llevo aquí tres horas. —Farbulló Lee Know.

—Y si sigues así te haré esperar otras tres horas.

—Ok ok esta bien señor.

San condujo a Lee Know hasta el comedor y en cuanto entró ya tenía a la masita rubia pegado a él olfateando su aroma.

—Galletita entró por fin, Sunguie ya está feliz. —Chilló el menor de alegría.

Jisung había estado sintiendo el aroma de Lee Know desde hacía rato pero no entraba.

—Te traía helado Sunguie pero ahora es malteada de chocolate. —Dijo enfatizando la palabra "helado" mirando a San quien sonrió burlón.

—¿Malteada? —Preguntó curioso.

Lee Know asintió dejando el recipiente con helado en la mesa.

—¿Tiene leche, crema batida y galletas? —Preguntó Lee Know al beta.

San lo pensó pero recordó las palabras del sacerdote y decidió darle una oportunidad al Alfa.

—Espera. —Dijo abriendo la nevera y sacando la leche, después de eso sacó una caja con galletas y se lo entregó a Lee Know para luego rebuscar en la alacena el envase de crema batida.

—Gracias. —Gruñó el rubio tomando todo. —Sunguie te haré una malteada con el helado derretido.

Jisung dio saltitos feliz, nunca había probado una de esas. Miró curioso como su Galletita metía helado de chocolate en la batidora y la leche y crema batida, de esa que San no le permitía comer solo así y luego el aparato comenzaba a batir.

San sacó dos copas de vidrio con dos pajitas y las dejó sobre la mesa, Lee Know terminó de batir aquella mezcla y luego vertió el contenido en las copas, era espeso color achocolatado después aplastó unas galletas de vainilla con chispitas y las esparció arriba de la capa de crema batida y puso la pajita y luego se lo entregó a Jisung.

Al menor se le iluminaron los ojos ante aquel rico postre que llevaba la mezcla de los dos olores que amaba, galletas y chocolate.

—¡Espera Sunguie! —San corrió a un aparador y de ahí sacó un bote con cerezas y le colocó una en la punta. ¡Era el postre perfecto! Las tres cosas se mezclaron a la perfección.

Chocolate, galletas y cerezas...

Hasta se veia tan bonito digno de foto de exhibición para una heladería.

—Sunguie está feliz, Malteada muy rica. —Dijo después de beber aquello que le supo a las cosas más bonitas del mundo.

Lee Know no pudo evitar sonreír encantado mirando como Sunguie disfrutaba aquel rico postre.

Lee Know sirvió dos más uno para él y el otro para San y luego de platicar un rato ellos dos (si a las miradas y gruñidos se le llamaba platicar) mientras Sunguie bebía la malteada, se fue dejandoles privacidad.

—Sunguie, eres tan bonito. —Dijo mirando al omega relamerse de los labios labios el resto de malteada.

El rubiecito se puso con sus mejillas coloraditas, era la primera vez que recibía un cumplido así de bonito.

—¿Bonito de verdad? —Preguntó inocente.

—Si bebé muy bonito.

Jisung aplaudió feliz, siempre le habían dicho otras cosas pero no bonito.

—¿Sunguie no es fenómeno entonces?

El lobo de Lee Know Gruñó molesto, jamás su omega sería un fenómeno.

—Sunguie eres tan bonito así como eres, yo no cambiaría nada de ti. —Estiró una mano y tomó la de Sunguie entre la suya dejando pequeñas caricias en ella. Inmediatamente el deseo de proteger a ese pequeño Omeguita nació en él.

Quiza no era lo correcto o quizá si pero haría lo que su corazón le pedía y lo que su lobo le exigía, cuidaría siempre de Sunguie aunque eso le costara su estabilidad con su hermano.

—A Sunguie le gustó malteada de Chocolate y galletas con Cerecita, y Sunguie quiere a su Galletita y Chocolate así como malteada. —Dijo de pronto Jisung llamando la atención de Lee Know.

Él supo a qué se refería Sunguie y eso era algo imposible por ahora.

El Bebe De Los Alfas LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora