4. Fiesta de cumpleaños.

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Alessandra.

El día paso rápido, le conté a Elena sobre Aron y los avances con Chris. Ella me exigió acompañarme en tres días cuando me encontraría con él.

Me miré en el espejo, ya tenía mi vestido puesto y las joyas. Mi cabello estaba recogido y llevaba una pequeña tiara plateada.

Ruth me estaba ayudando con los pequeños guantes de encaje cuando tocaron la puerta.

Lina abrió y Aron se asomó. Vestía un traje negro con detalles dorados y una camisa blanca. Era muy raro verlo vestido formal, ese fue su mejor intento.

Sus ojos viajaron por todo mi cuerpo y no pude evitar sonrojarme. El color damasco del vestido y los detalles en plateado me hacían lucir pálida, estaba segura que pudo notar mi enrojecimiento.

Giré en redondo para sentir un poco de aire y luego levanté la vista hasta sus ojos.

¿Me veo bien?

Noté una sonrisa en su rostro, su máscara de hombre frío se había ido. Se acercó, tomó mi mano, la besó y me respondió:

—Luces perfecta.

No podía evitar sonreír, no quería que sus palabras me hicieran sentir bien, no quería su atención en mí, pero la necesitaba y la extrañaba. No sabía que sucedió hace dos años, pero ahora tenía al mismo Aron del cual me enamoré perdidamente y no podía ocultarlo.

Me escoltó hasta el salón de fiesta. Por mis tacones me veía un poco más alta, aun así, estaba lejos de alcanzarlo.

Llegamos hasta la puerta de entrada al salón y el maestro de ceremonia nos presentó.

Su Alteza imperial, la princesa Alessandra Emilia Essdrey acompañada de su caballero imperial, Sir Aron Cavel.

Los ojos de todo el salón se centraron en nosotros, incluso hubo algunos murmullos, estaba lleno de nobles del territorio central y de las naciones del imperio. También pude ver a la distancia a personas de fuera y de otros continentes.

Mi gracia divina me entregó una gran habilidad visual, era capaz de ver a grandes distancias y percibir cosas invisibles al ojo normal. Me enfadé un poco al leer los labios de algunos nobles, ellos hablaban sobre Aron, su presencia siempre daba de qué hablar.

—Solo ignorarlos —me dijo con una sonrisa.

Yo podía leer sus labios, pero él podía oírlos. Le devolví la sonrisa y seguí bajando la escalera mientras los invitados volvían a sus conversaciones.

—Ya ha llegado la razón de toda esta celebración —mi padre me esperaba al final de la escalera—. Te ves radiante, mi niña, los antiguos Dioses te han bendecido de sobre manera.

—Padre —lo abracé.

No sé en qué momento te convertiste en una bella mujer. —Yo le sonreí.

Algunos nobles se acercaron a nosotros, me felicitaron y me dieron buenos deseos.

Aron se había alejado, no le gustaba sociabilizar con los nobles, pero sabía que me observaba desde alguna parte.

Me logré alejar un poco del bullicio. A lo lejos divisé a mi madre hablando con el duque de Baditon y al otro extremo del salón pude ver a Cas junto a Elena y sus hermanos.

Me escabullí por un pasillo y llegué a un pequeño jardín y tomé aire. No me gustaban los espacios cerrados y con tanta gente, necesitaba escapar antes de que en el banquete empezara.

No pensé encontrarla sola.

Me tensé al escuchar la voz de un hombre en mi espalda. Me giré para reconocer su rostro de inmediato.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora