12. Completamente honesta.

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Alessandra.

Abrí los ojos y sentí un pesado brazo sobre mí. Miré por una ventana y se veía claro, aún no amanecía, pero faltaba poco.

Retiré el brazo de Chris y busqué mi ropa. Me vestí a toda prisa, debía llegar a la mansión antes de que despertaran. Tomé mi capa y giré el pomo de la puerta.

—¿No te despedirás? —Chris estaba medio sentado en la cama.

—Pensé que aún dormías.

—Me haces sentir abandonado si te vas así.

Me devolví y me senté en la cama. No tenía mucho tiempo, pero no lo vería en un mes, al menos debía despedirme correctamente.

—¿Qué harás la otra semana? —Preguntó.

—Pasaré la mayor parte en el santuario de las sacerdotisas, es común que las nobles dediquen un tiempo para adorar a los Dioses.

—Ya veo, al menos no tendré que preocuparme porque estés con otro hombre.

—Eso no pasará.

Le di un beso en la mejilla, pero él tomó mi nuca y me besó en los labios. Cuando me soltó tenía una sonrisa traviesa, pero indicó con la cabeza que me podía ir.

—Cuídate —me dijo.

—Tu igual.

Cerré la puerta detrás de mí y me puse la capucha de mi capa. No había muchos guardias aun, y sabía por dónde moverme para entrar sin ser vista. La seguridad es estricta, pero sabía cómo evadirla.

Llegué hasta la entrada de la mansión y caminé hasta el salón principal, subí las escaleras hasta el tercer piso sin ser vista, pero me detuve al ver a Cas salir de la habitación de Elena. Ya sabía cómo lo distrajo. Avancé un poco para entrar a mi habitación, pero unos guardias pasaron patrullando y se quedaron justo frente a las escaleras principales, no tenía forma de atravesar el pasillo sin ser vista.

Retrocedí y bajé por otras escaleras y me tensé cuando choqué con alguien.

—¿Princesa?

Llevé mi dedo índice a su boca y la arrastré conmigo.

—Vanesa, necesito un escape, debo salir de la mansión.

—¿Recién viene llegando?

Le lancé una mirada diciendo que preguntaba lo obvio y ella entendió de inmediato. Me dijo que saliera por la puerta trasera y que la esperara ahí.

Le hice caso y cuando pasé por la cocina me llevé unas manzanas y otras frutas que encontré. Le dije a una empleada que le avisara a Elena que tuve que irme antes, pero que le contaría todo en el palacio y que no olvidará llevar mi maleta de anoche.

Vanesa apareció y me llevó hasta un carruaje. Me subí junto con ella y partimos rumbo al palacio imperial.

—Avisé que se tuvo que marchar antes porque tenía asuntos urgentes en el palacio.

—Gracias.

—Es la verdad, no mentí, hoy llegan las princesas ¿No es así?

Había olvidado por completo la llegada de las princesas. Mi padre quiso iniciar el compromiso de todos mis hermanos, incluyendo al más pequeño que solo tiene 8 años, pero entiendo que es para afianzar lazos políticos.

El camino tomó 3 horas, pude contarle a Vanesa lo que sucedió, pero sin detalles. El carruaje entró por una puerta de servicio y se estacionó cerca del ala este. Me bajé del carruaje junto a Vanesa, pero ella caminó hacia el anexo de caballeros y yo a la entrada trasera, por la cocina, a esta hora muchos estarías despiertos y quería encontrarme con la menor cantidad de gente.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora