49. Voz en mi interior.

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Alessandra.

Lo que Aron me dijo me trajo recuerdo de la última vez que me desmayé. Esa voz dijo que mi familia me mentía y quería averiguar a qué se refería, pero cuando iba caminando de vuelta al salón sentí sus manos rodeando mi cintura y tapando mi boca. Estaba en alguna habitación cerca del salón, la música aún se escuchaba fuerte. También habían velas prendidas que tenían un olor dulce.

Él me soltó y me giré rápidamente. Sus ojos dorados estaban fijos en mí, no decía nada, así que solo le empujé el pecho, y para mí sorpresa, si logré moverlo.

—Ya te dije Rob que dejaras de hacer esto.

Princesita ¿Qué me hiciste?

—¿Estás ebrio? —el olor a alcohol desprendía de él.

—No lo suficiente —me abrazó—. Quería borrarte, pero mírame, te volví a secuestrar.

No tenía olor a vino, debió beber algo más fuerte. Aún se veía consciente, pero sus movimientos eran erráticos.

—Rob, suéltame, debemos volver, nos pueden encontrar.

—No me importa, si nos encuentran, desafiaré a Henry a un duelo y lo mataré.

—Basta, solo lo dices porque estás ebrio. —Mantuve mis manos en su pecho para evitar su cercanía.

—No lo estoy, bonita, tengo una altísima resistencia al alcohol —sonrió.

—Rob, deja que me vaya.

Me separó de él y me hizo retroceder hasta que choqué con un escritorio.

—¿Por qué escapas de lo que sientes por mí? —Apoyó su frente en la mía.

—Porque esto no es correcto —clavé mis ojos en los suyos.

—¿Amarme no es correcto? —Su rostro quedo frente al mío.

—Sabes que no es eso.

—Escápate conmigo, Les —besó mi cuello—. Vámonos a un lugar donde podamos ser felices juntos —bajó por mi pecho susurrando y dejando pequeños besos—. Quiero despertar a tu lado cada mañana.

—¿Crees que podremos estar juntos? —tomé su cara en mis manos, evitando que bajara más—. Nos buscarían en cada rincón de este mundo.

Sus manos recorrieron mis piernas, me levantó y me sentó en el mueble.

—Pídemelo, bonita, y le arrancaré los ojos a cada ser vivo para que nadie pueda reconocernos.

—Robert —jadeé cuando mordió mi labio—, no puedo.

—Pero si quieres —su mano llegó a mi entrepierna—. Tu familia ya está a salvo, hazle caso a tu corazón y vente conmigo.

«Si Les, vete con él». Una voz sonó en mi cabeza.

Abrí mis ojos de golpe, era la misma voz que escuchaba en mis desmayos.

—Dime qué si, bonita —sus labios llegaron a los míos—, y te daré todo lo que quieras.

«Ríndete a tus instintos, Les» Volvió a hablar.

—Cállate.

—¿Qué pasó? —Rob se alejó de mí—. ¿Estás bien?

—Si.

«No lo estás» Su voz sonaba burlesca.

Llevé mis manos a mi cabeza, quería que se callara.

«Vamos Les, esto es tan molesto para mí como para ti»

Meneé mi cabeza.

«Si te reprimes, no puedo irme»

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora