41. Un nuevo poder y una historia.

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Alessandra.

Me limpié mi ropa. Estaba llena de tierra, y mi pierna estaba sucia con arena en mi herida.

—¿Qué mierda hiciste, Darof?

Aron se acercó a mí, pero su vista estaba en Rob.

—Yo no hice nada, la princesita fue la de la idea.

—¿Tú? —Me miro extrañado.

—No tengo porque darte explicaciones, Aron.

—¿Ella te dejó en ese estado, Darof?

—Mi princesa tiene habilidades ocultas —respondió Rob y lo miré de reojo—. Creo que tendré más cuidado la próxima vez que la enfurezca.

Solté un suspiro, ya había tenido mucho por hoy, pero aun así no quería irme todavía, no confiaba en que ellos dos estuvieran solos.

—Señorita. —Me giré y vi a un caballero dorado con un paño y un pocillo de agua—. ¿Me permite limpiar la herida de su pierna?

—Eres muy amable —sonreí—. Puedes hacerlo.

—¡Yo lo hago! —Rob y Aron dijeron a coro.

—Gracias, caballeros, pero ya tengo ayuda. —Los detuve.

El caballero me sonrió y comenzó a limpiar mi pierna. Me sorprendí al ver qué mi herida estaba casi curada. Fue un corte profundo, no debía verse así.

—¿Qué sucede? —Preguntó Aron al ver mi expresión

—Mi herida sanó —le mostré mi pierna—. Sentí que fue mucho más profundo.

—¿Por qué te sorprende? —preguntó Rob—. Usaste tu gracia mientras luchamos.

—Primero, mi gracia no sana mis heridas, soy inmune —respondí—. Segundo, no la apliqué sobre mi pierna, y tercero, esa luz blanca que apareció, se sintió diferente.

—¿Diferente cómo? —Aron parecía preocupado.

—No sé, me hizo sentir más fuerte, como si...

No pude terminar la frase, sentí mi cuerpo pesado y mi vista se nubló. Perdí el equilibrio y sentí que caía, no podía ver nada, solo sentí los brazos de Aron sosteniéndome. Su voz se iba apagando y caí en la inconsciencia.

*

Abrí mis ojos y todo estaba oscuro, era de nuevo ese lugar al que vine cuando estuve en el bosque y luego en mi bañera.

—No creí que esa pelea te haría volver —sonó la misma voz nuevamente—. ¿Qué fue esta vez?

—¿Por qué vengo aquí? —Ignoré su pregunta.

—Ya te lo dije la última vez, son tus emociones fuertes.

El lugar se iluminó y parecía ser un jardín, había un extenso césped y un gran árbol blanco en medio.

—Reprimes tu deseo por Robert ¿no es así? —Volvió a preguntar.

—Yo no lo deseo.

—Debes ser honesta contigo.

No respondí y avance hacia el árbol.

—Codicias algo que no se te permite.

—Yo juré ante los Dioses estar con Henry.

—¿Crees que a los Dioses le importa si duermes con alguien que no es tu esposo?

Me detuve y observe el lugar tratando de encontrar de donde podría provenir esa molesta voz.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora