29. No me alejes.

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Robert.

El campo de entrenamiento no estaba lejos del palacio, pero me costaba caminar y respirar, tuve que hacer varias pausas por el camino.

Maldito Cavel, si no me hubiera golpeado las costillas lo habría podido matar ahí mismo, pero si es fuerte, definitivamente no debo confiarme.

Me enderecé cuando pasé al lado de los guardias, no dejaría que me vieran herido.

Princesita, sí que fue cruel de tu parte no ayudarme más.

Su habilidad de curación es fantástica, ya veo porque mi tío la codiciaba tanto.

Llegué hasta las habitaciones que nos habían dado, mañana debía abandonar el territorio y acompañar a mi tío, después de lo que hizo, temía que lo atacarán por sorpresa.

—¿Y a ti que te pasó?

—Un ajuste de cuentas con Cavel.

—Te dije que te mantuvieras alejado de él.

—Cuántas veces te lo repetiré, tío, tú no me das órdenes.

Sus ojos me miraron fijamente, pero no me intimidaba, sabía que no podía ganarme en un combate y los caballeros dorados me obedecían a mí, su patético ejército no me enfrentaría.

—¿Estarás bien para mañana?

—Sí, la princesa me curó.

—¿Qué hacía ella ahí?

—Estaba en la enfermería y nos separó —me senté con cuidado en una silla.

—Apuesto que estaba ahí por ese bastardo, no sé cómo separarlos.

No me gustaba lo que insinuaba, pero yo también tenía problemas con verla siempre con él, aunque a mí me molestaba por razones distintas.

—Solo es su caballero, le tiene estima —traté de calmarlo.

—Claro —bufó—, por eso ha pasado noches con él. —Hizo una pausa—. Tal vez por eso aún no quiere entregarse a Henry.

—¿Qué quieres decir con que pasó noches con él?

—Lo que dije —encogió sus hombros—. Estuve averiguando y al parecer son muy cercanos. Los vieron en varias situaciones comprometedoras, entrando y saliendo de habitación solos, y una vez ella pasó la noche en la habitación de él en el anexo de caballeros.

Sentí que mi cuerpo completo ardía en llamas, quería volver y romper el rostro de ese bastardo, pero debía controlarme ahora, no podía demostrar que me afectaba.

—Sabes bien que no hay que creer en los rumores de pasillos.

—No lo hago, son reales —se apoyó en una pared—. Al parecer, ella estuvo enamorada de él, pero Aron la abandonó hace dos años. Sin embargo, cuando volvió hace unas semanas, volvió decidido a estar con ella y justo llegamos nosotros. Hubiéramos esperado un poco más y tal vez nuestro plan hubiera fracasado.

¿Enamorados? ¿realmente lo estuvieron?

Ella nunca dijo nada, aunque tal vez no lo quería decir, pero eso explicaría sus acciones de hoy, como besó su frente con tal costumbre. Fue con él primero, me dejó en segundo lugar, y la manera en que lo defiende cuando lo insultan.

No había considerado esa posibilidad, no pensaba en Henry como una amenaza, pero sin duda Cavel si lo era, y puede que tenga mucha ventaja.

"No dudó en abrirme sus piernas al día siguiente".

Sus palabras resonaron en mi interior. Maldito infeliz. Me mataba la duda de saber si ella se entregó a él. Debí matarlo en el campamento o dejar que Lenox y sus hombres lo hicieran. No, quiero molerlo a golpes con mis propias manos.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora