42. Mi preciosa estrella.

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Aron.

Ya era de día, me vestí rápido y salí de mi habitación. Cas me llamó con urgencia para hablar, no me dijo para qué, solo dijo que necesitaba hablar conmigo.

Los guardias de la puerta me vieron y me dejaron entrar de inmediato. Cassius estaba sentado en un sillón y solo me miró cuando entré.

—Hola, Cas —dije al acercarme.

—Hola, Aron ¿cómo estás?

No quería hablar de eso, hace mucho no veía a Les y era obvia mi irritación, no por no verla, sino porque no me dejaban verla, el idiota de Henry se encerró en el cuarto con ella y no podía hacer nada.

—Para que preguntas si sabes la respuesta. —Respondí hastiado.

—Hoy la podrás ver, tienen reuniones a la que asistir, y por alguna razón, ahora ella está más comprometida con su rol de princesa.

—No es propio de ella.

—Debes respetar sus decisiones, Aron.

—¿Qué quieres, Cas? ¿para qué me llamaste?

Él suspiró y me indicó que me sentara. Avancé frente a él y me senté.

—¿No le contaste nada a ella? —Cuestionó.

—¿Sobre qué?

—Sobre su verdadera identidad.

—No. —Si quería, pero nunca estuvo la oportunidad— ¿Por qué?

—Ese día que se enfrentó a Robert ¿Crees que fue por su poder que pudo golpearlo así?

—Es una semidiosa, Cas, la fuerza sobre humana es natural en ella.

—Pero tuvo una gran consecuencia.

Aún procesaba la información que nos dijo el emperador, no podía creer que Alessandra fuera hija de una Diosa, aunque no nos dijo de quien.

Pensé que los Dioses jamás volverían, pero ya lo habían hecho, jamás se habían ido, solo cortaron su conexión con los humanos y no podía creer que mi Lessi fuera una de ellos.

—¿Realmente crees que ella causará la destrucción del mundo? —preguntó Cas.

—Conociendo a Les, no creo que sea realidad, pero tú padre dijo que su poder fue sellado, junto con sus emociones negativas. Si una Diosa vio un peligro en ella, debe ser real.

Odiaba la idea de que ella no supiera la verdad, pero me daba miedo perderla, si ella se enteraba que la profecía la involucraba, sería capaz de cualquier cosa con tal de evitarla.

—¿Qué te dijo Robert? —preguntó.

Además de presumir que ella había aceptado acostarse con él si lograba vencerla, no dijo nada muy interesante.

—Solo me dijo que vio una luz blanca en sus manos y que cuando lo golpeó casi lo deja inconsciente, que incluso fue más fuerte que uno de mis golpes.

—Sin duda su poder debe estar despertando.

—¿Por qué contra ese Darof?

—Sabes tan bien cómo yo que ella tuvo, o aún tiene, sentimientos hacia él. —Me tensé un poco ante el comentario—. Tal vez ya despertó algo dentro de ella y ahora le resulta más fácil usar ese poder.

Me pregunto si habrá vuelto a ese estado inconsciente que me mencionó, y si es así ¿Qué le sucede cuando está ahí?

—¿Ha dicho algo más el sacerdote?

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora