31. Un palacio más tranquilo.

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Alessandra.

Aron soltó a Rob y se acercó lentamente hasta mí, sin apartar la vista de él.

–¿Por qué se pelean? –preguntó Aron.

–Porque se rehúsa a obedecer a su comandante y decidí mostrarle por qué existen las jerarquías.

–Ya no eres mi comandante, Robert.

–Sigues siendo miembro de los caballeros dorados, ser príncipe no te pone sobre mí, tenemos el mismo título.

Es claro que tienen un conflicto interno por la sucesión del trono.

–Por qué no te quedas en Ravensen mejor y dejas de fastidiar –espetó Henry.

–Te gustaría que eso hiciera, pero me tendrás cerca, primito.

–Te volveré a golpear si te vuelves a meter en mis asuntos.

–¿Hablas de lo que estabas a punto de hacer cuando llegué? –Rob se limpió la sangre de su labio y sonrió–. Si follas tan fuerte como golpeas, la princesita se aburrirá muy pronto.

Henry se iba a abalanzar sobre él, pero me puse entre ellos, ya estaba aburrida.

–¡Suficiente! –Puse mi vista en Rob–. Príncipe Robert, como princesa imperial le ordeno que se retire en este momento y no vuelva a realizar tal falta de respeto frente a mí. –Él me sonrió, pero no se movió–. Aron... –dije con la mirada aún fija en Rob.

–Será un placer –sonrió Aron mientras se acercaba a él.

–Ya entendí –dio un paso a su costado–. No tienes que llamar a tu pe... –se detuvo y cambio sus palabras– ... a tu caballero.

Robert dio un paso hacia la puerta y se detuvo mirando a Henry.

Su alteza, tendría el honor de vestir su patético cuerpo y despedir a su padre quien debe darle las últimas indicaciones antes de partir –hizo una reverencia exagerada.

–¡Lárgate! –gritó Henry.

Me giré a verlo y él se sentó en la cama. Le pedí a Eliot que me trajera unas vendas y me acerqué a mi esposo.

–La gracia divina no es magia –dije iluminando mi mano derecha–, pero ayudará a que sanes más rápido –puse mi mano sobre su mejilla–. Igual te quedarán cicatrices, asique no te confíes su poder.

Él me sonrió y me sentó en sus piernas.

–Mi día había empezado tan bien –me dio un golpe en la nariz y besó mi mejilla–. Aunque no se me olvida donde quedamos.

Escuché a Aron aclarar su garganta detrás de mí. Henry volteó su cabeza para verlo y yo me levanté de sus piernas.

–Pensaba reclamarte por lo de ayer, Cavel, pero ahora estoy feliz de que lo hayas golpeado.

–No lo hice por ti, Darof.

Henry se puso de pie y me apegó a él.

–Lo sé.

Eliot entró con un set de primeros auxilios y me acerqué a la puerta para tomarlos.

–¿Vas a curar mis heridas, pequeña?

Levanté la vista y le sonreí. Aron pasó a mi lado y salió de la habitación.

*

Caminé a la entrada del palacio, Henry debía verse con su padre así que pensé en adelantarme.

Estaba por llegar cuando sentí una mano en mi boca y otra en mi cintura. Entramos a una habitación y él me soltó.

–Ya deja de hacer eso –reclamé.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora