30. Esto es una guerra.

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Alessandra.

Los tres se observaban, y yo quedé en medio de esta confrontación, literal y figurativamente.

Aunque quisiera sanar a Rob, no podía hacerlo frente a Aron. Tampoco podía ir con Aron porque Henry no lo permitiría, y si me voy con Henry, Aron y Rob podrían matarse.

Presioné el puente de mi nariz, necesitaba encontrar una solución.

—¿Qué está pasando aquí?

Cas llegó para salvar el día. Se puso a mi lado y observó a los tres. Más atrás pude ver a Elena corriendo que se detuvo cerca de Henry. Evaluó la situación y sonrió, ya sabía lo que había ocurrido.

—Es lo mismo que quiero saber yo Cassius —respondió Henry.

—¿Les? —Presionó Cas.

—¡Haa! —suspiré—. Yo estaba hablando con el príncipe Robert sobre su reciente lesión y luego nos quedamos conversando del porqué me salvó en el santuario. —Debía adornar la historia—. Henry llegó y me iba a ir con él, pero apareció Aron —volteé a mirarlo— y golpeó a Robert.

—¿Por qué hiciste eso? —le preguntó Cas.

—Porque toca lo que no le pertenece —respondió mirando a Rob.

—No uses mis palabras, Cavel.

Los dos se pusieron en frente y Cas los separó. No sé qué más pasó entre ellos, pero no podía más con sus juegos para saber quién resistía más golpes.

—¿Y qué es lo que te pertenece, Cavel? —Henry puso su mano en mi hombro.

—Sí, ¿Qué es? —enfatizó Rob con una sonrisa.

Aron me miró y su vista viajó a la mano de Henry que apretó su agarre en mi hombro.

—Pero que gran desplante de hombría hay aquí —Elena se acercó—. Ahora ¿por qué no nos olvidamos de esto y seguimos nuestros caminos?

Ella se acercó a Aron y lo tomó del brazo. Él la observó con el ceño fruncido, pero parecía entender el mensaje.

—Olvídalo —dijo Aron.

—Bien —Henry dijo entre dientes y soltó mi hombro.

Elena se llevó a Aron y yo me adelanté a mi esposo.

—Primo —Rob jadeó— ¿Dejarías que ella me cure? Ya mi tío me vio golpeado hoy y no quiero otro sermón —dijo tocándose la mejilla.

—¿Puedes hacerlo? —me preguntó Henry y yo asentí.

Me acerqué a Rob mientras Cas conversaba con Henry. Tomé su mejilla e infundí la gracia.

—Así que no quieres otro sermón.

—Mi tío me da igual, solo lo quería lejos para hacer esto.

Tomó mi cara y me dio un rápido beso en los labios. Cuando volví a ver su rostro, tenía una sonrisa triunfal.

—No desperdicies energía, pega fuerte, pero me recuperaré.

No pude evitar sonreír. Cas y Henry no notaron nada, estaban hablando mientras caminaban. Tomé su mejilla y le devolví el beso, tan rápido como él lo hizo y luego me alejé. Ya desde la distancia aún lo podía ver sonreír, era la sonrisa de Chris, del chico amable que conocí, yo sabía que seguía ahí.

*

Me puse mi bata y caminé hasta el alfeizar de la ventana, leería un poco antes de dormir y este era mi lugar favorito, así podía imaginarme las historias.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora