5. Regalo de cumpleaños.

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Alessandra.

Encontré una habitación vacía y entré con Aron. Cerré la puerta tras de él y puse el pestillo.

—¿Qué crees que fue eso? —Mi tono se elevó.

—Ese imbécil insinuó que...

—No me interesa lo que insinuó ¿Qué es lo que te sucede a ti? ¿Sabes quién es?

—Un imbécil que merecía más golpes.

—¡Es un príncipe! —Caminé de un lado a otro con mis manos levantadas—. Golpeaste a un príncipe.

—¿Y eso que?

—¿Y eso que? —Repetí—. ¿Sabes las consecuencias políticas que puede contraer tu pequeño arrebato? —Llevé mis dedos al puente de mi nariz—. Pueden encarcelarte o incluso peor. —Él siseó.

—Que lo intenten.

—Borra esa sonrisa —su arrogancia me sobrepasó—. Eres fuerte, Aron, pero no eres invencible.

Su rostro se volvió serio, le dio un gran golpe a la pared y yo me alejé asustada de su reacción.

Su mano sangró un poco, pero la pared se llevó la peor parte.

—¿Crees que no puedo defenderme? —Se apoyó contra una mesa.

—No dije eso —me acerqué un poco—. No quiero que te pase algo —confesé en voz baja.

—Nada me va a pasar, Lessi —estiró sus brazos hasta llegar a mis hombros y tiró de mi para acercarme a él—, te preocupas en vano.

Me abrazó y me dejé llevar por su calor y el olor que emanaba de él.

Me rodeó con sus brazos y me dio un suave beso en la cabeza.

—Disculpa por arruinar tu fiesta.

—Sabes que eso no me importa.

—¿Y qué es lo que te importa? —Me separó de su agarre y sostuvo mi mentón en sus manos obligándome a verlo.

—Tú —confesé.

Sus ojos se fijaron en los míos. Bajé mi mirada hasta sus labios y volví a ver sus ojos. Una de sus manos viajó hasta mi nuca y me acercó a él. Nuestros labios se encontraron, cerré mis ojos y lo dejé besarme, con pasión y fuerza.

Tomó mi cintura con su otra mano y comenzó a caminar en reversa aún con sus labios pegados a los míos. Volví a abrir mis ojos cuando se separó de mí y tomó asiento en un sillón.

Solo la luz de la luna que se filtraba por la ventana iluminaba la habitación, pero era suficiente para verlo y admirarlo.

Sus manos bajaron por mis piernas, me sentó a horcajadas sobre él y volvió a besarme. Sus labios bajaron por mi barbilla y luego por mi cuello, sus manos encontraron en dobladillo del vestido y comenzaron a subir por mis piernas.

—Aron...

Calló mis palabras con sus labios sobre los míos mientras sus manos presionaban mis muslos.

Había perdido todo punto de vista, todo raciocinio, solo me hundía más y más en el deseo, en lo que sentía por él en este momento.

Abrí mis ojos violentamente cuando los toques en la puerta me hicieron poner los pies en la tierra y recordar porqué estaba ahí.

—Les ¿estás aquí? —Elena estaba del otro lado.

Me bajé del regazo de Aron y acomodé mi vestido mientras caminaba a la puerta.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora