8. Encuentro sorpresivo.

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Alessandra.

Su sonrisa se amplió cuando mencioné su nombre. Él me tomó en sus brazos y me dio una vuelta.

—Podría raptarte ahora y llevarte a viajar por todo este mundo.

—Me asustaste.

—Era la idea —me dio un rápido beso en los labios—. Te extrañé.

Le sonreí, me había asustado mucho, pero me alegraba que fuera él, aún así no iba a admitir que fue una agradable sorpresa.

—Tengo malas noticias, princesita —se apoyó en una pared y cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Te dije que no me gustaba que me dijeras así.

—Y a mí me gusta verte enojada.

—¿Qué noticia? —Traté de disimular una sonrisa.

—Debo volver a mi casa en menos de una semana y debo hacer mucho papeleo hoy, así que no podremos llevar a cabo nuestra cita.

—¡Oh! —Sonó a decepción—. Está bien, espero que tengas un buen viaje.

—No te pongas triste —se acercó—, quiero tener una última cita contigo.

Mi corazón comenzó a latir más rápido, era así cada vez que estaba con él.

—Sé que talvez estés ocupada, pero me gustaría que nos viéramos en la celebración en el ducado de Essdrey.

Me tensé un poco, era obvio que yo debía ir, pero no sabría si me podría escapar para pasar un rato con él sin que sospechara mi identidad.

—Yo...

—Asumo que estás invitada —Él ya había descubierto que era una noble—, así que podríamos juntarnos cuando el banquete termine y den entrada a todos.

—Sí, me gusta mucho la idea.

Me sonrió, tomó mi cara entre sus manos y me dio un beso más profundo.

—¿Emilia?

Me despegué de Chris y fijé mi vista en la entrada. Elena estaba en la puerta con expresión de asombro.

Volví a mirar a Chris que la veía extrañado, por suerte ella me llamó Emilia, el cuál le dije a Chris que era mi nombre.

—Isidora —le respondí, ese era el nombre que ella usaba cuando fingíamos no ser princesas. No éramos muy originales en eso, solo eran nuestros segundos nombres.

—Asumo que tú debes ser el señor misterio. —Claro, para poner apodos si era original.

—¿Señor misterio? —Cuestionó Chris.

—Emilia me habló de ti, pero no mucho, así que pensé que llamarte así sería adecuado.

Ella cerró la puerta y se adentró más en la habitación.

—Y tú debes ser una amiga curiosa.

—Preocupada diría yo —cruzó sus brazos sobre su pecho—. Desapareció sin decir nada.

—La rapté por un rato, pensaba devolverla —le dio una sonrisa desafiante—. Tal vez.

—Vaya que eres atrevido, solecito.

—¿Solecito? —Pregunté.

—Bueno —aclaró Elena—, ya lo conocí así que el misterio se ha ido, además, descubrí mucho de ti con solo verte y escuchar un par de cosas.

—¿Ah sí? —Chris entrecerró sus ojos—. ¿Qué descubriste?

—Eres del este, tu acento te delata, hablas el lumirat con un acento distinto y aunque lo disimulas bien, es notorio.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora