44. Reencuentro desafortunado.

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Este capitulo tiene escenas que podrían ser incomodas para el lector. 

Alessandra.

Cuando desperté Henry no estaba a mi lado. Salí y busqué a Cas, pero tampoco estaba. Elena salió ayer con sus hermanos y llegarían mañana, no había nadie con quién pasar el día. Estuve tentada de ir a la biblioteca, pero el día estaba muy lindo para estar encerrada, así que decidí vestir sencillo e ir al pueblo.

Vanesa, Aron, Eliot y Robert tampoco estaban, ninguno podría escoltarme, pero pude salir junto a dos caballeros, uno era de Ravensen y el otro un caballero imperial.

El carruaje nos dejó en el distrito comercial, caminamos bastante, mucha gente se me acercó, algunos me pidieron que bendijera a sus bebés o a las embarazadas. Recibí muchas palabras bonitas, todos parecían muy felices.

Caminamos un poco más alejados de la zona comercial, más cercano a la zona residencial, todo estaba más callado de lo normal. Llegué a una esquina donde siempre vendían frutos secos, pero esta vez no había nadie.

Apresuré mi paso, cuando encontré a una niña llorando en una esquina. Me acerqué y pude reconocerla, era Viviana, una chica de solo ocho años. Ella vivía con su madre y su tía, ambas menores de treinta años, solía visitarla para ayudarlas, una vez Rob me acompañó a dejarles mercadería, querían abrir una tienda de flores y las ayudé con algunas cosas.

—¿Vivi que pasa? —Me agaché para quedar a su altura.

—Señorita —ella me abrazó—. Hay unos hombres malos en la casa.

—¿Te hicieron daño?

—Ellos me sacaron, pero ellas siguen ahí. —Sus sollozos se hicieron más fuertes.

Me giré para ver a mis escoltas, pero no estaban, los había perdido en algún punto, pero no sabía cuándo.

—Mírame, Vivi —tomé su cara en mis manos— ¿Sabes dónde está el cuartel militar más cercano? —Asintió—. Vivi, yo las ayudaré, pero necesito que vayas a ese cuartel y pidas ayuda ¿sí?

—Ellos la van a lastimar, sus ojos eran malos y son muy grandes.

—Vivi no te preocupes por mí, ve al cuartel ¿sí? Concentra toda tu energía en tus piernas y corre hasta llegar ahí y trae guardias, dile que la princesa está en peligro.

—La princesa está en peligro —repitió ella—. Puedo hacer eso.

—Ve, rápido.

Ella corrió en dirección al cuartel y yo corrí a su casa. ¿Quién podría atacar? No habían bandidos en esta zona.

Llegué a la casa de Vivi y abrí la puerta. Me petrifiqué cuando vi a dos hombres sosteniendo a la tía de la niña, sus intenciones eran obvias.

—¡Suéltala! —gruñí.

Ellos se rieron. Uno de ellos se acercó y quiso golpearme, pero lo esquivé. Sentía la ira recorriendo mis venas. Pude reconocer ese traje negro, el mismo que usaban los hombres del santuario esa noche.

Él me quiso dar otro golpe, pero me giré y golpeé su cara, tan fuerte como golpeé a Rob hace unos días. Él otro soltó a la chica y caminó hasta mí.

—¡Maldita perra! —Bramó.

Me iba a dar un golpe, pero lo esquivé y me puse a su espalda. Lo pateé hasta que cayó y luego golpeé su cabeza. Jamás había deseado tanto herir a alguien.

—Miren que tenemos aquí.

Me giré y reconocí de inmediato esos ojos rojos y cabello negro, era el segundo al mando de Lenox, eso querpia decir...

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora