26. Cicatrices del pasado.

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Alessandra.

Cuando desperté no había señales de Henry. Anoche no me dijo nada más y solo durmió a mi lado sin siquiera abrazarme.

Me levanté y me vestí con una blusa de mangas largas color ladrillo con un escote en V pronunciado y una falda larga color crema. Ambos tenían decoraciones con blanco y algunas perlas. Me puse unos aretes y collar de perlas para ir a juego y salí de la habitación.

Mi primera parada fue la enfermería, quería saber el estado de mi padre. Aún no había una respuesta, puede que tardara unos días más en reaccionar.

Me dirigía al palacio central a ver a Damián y mis hermanos cuando me encontré con Aron. Él vestía su traje de caballero imperial y su medalla.

Me dio una suave sonrisa y se acercó a mí.

—Gustó de verte, Les.

—Lo mismo digo, Aron.

—Te escoltaré.

—No es necesario, debes descansar —tomé su antebrazo y le di una mirada de preocupación—. No quiero que te sobre esfuerces.

—Tu tranquila, este es mi trabajo y no confío en que camines sola cuando un Darof anda por aquí.

Le sonreí y comencé a caminar junto a él.

—Te refieres al Rey, a Henry o a Robert.

—La verdad, no confío en ninguno, pero me preocupa más Robert.

—Henry parece ser buen tipo —Pude notar que se tensó un poco—, aún no lo conozco bien, pero parece ser mejor su padre.

—Eso sí.

Caminamos un poco mientras hablábamos, en ningún momento me preguntó algún detalle de la boda o de mi relación con Henry, solo de lo que había pasado acá desde que los capturaron.

Visité a mis hermanos, parecían estar bien. No tomé mucho tiempo con ellos ya que debía comenzar a prepararme y asumir nuevas funciones administrativas. Mi madre y Cas estaban muy ocupados con el traslado de las princesas y volviendo poco a poco todo a la normalidad.

Fui a ver a Elena que estaba junto a Damián y Lucas. Aron me esperó a la entrada para escoltarme luego.

—Damián —lo abrace—. ¿Estás bien?

—Si lo estoy, no tenía heridas graves y todo fue tratado ayer. Tus ungüentos son maravillosos.

—Gracias —reí bajó—. Me alegro que estés bien.

—Casi me quedo con la corona —bromeó Lucas sentado frente a nosotros.

—No digas eso —Elena le dio un golpe en el brazo—. Antes me la hubieran dado a mí —se jactó.

—Que hermanos tan atentos tengo.

Ellos siempre bromeaban así, se amaban, pero lo demostraban con bromas. Era una relación distinta a la que yo tenía con Cas, pero se veía igual de real y honesta.

Conviví mucho con los hermanos Trivaldi, por un tiempo estuvieron los rumores de que me casaría con Damián, incluso convivimos un tiempo en Argo, pero nunca se formalizó nada.

—Te encontré.

Giré para ver a Henry en la entrada del salón. Se acercó a mí, tomó mi espalda baja, elevó mi mentón y me dio un suave beso en los labios.

—Creo que no nos hemos presentado como se debe —Henry le habló a los tres—. Son los príncipes y la princesa de Argo ¿cierto?

—Así es —respondí—. Ellos son Damián, Lucas y Elena —señalé adecuadamente a cada uno—. Chicos, él es Henry Darof, mi esposo.

La joya de la corona (BORRADOR FINALIZADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora