Jaehyun deambuló por la estancia con las manos en las caderas. Cuando se detuvo, en medio del comedor, tomó aire y repitió exactamente lo que acababa de decir un minuto atrás.
—Así que vas a ser padre.
Leehan suspiró profundamente.
—Eso parece —gruñó.
—Lo que significa que seré tío.
—No eres mi hermano.
—Como si lo fuera —replicó.
Antes de que Leehan pudiera contestar, Riwoo le dirigió a su novio una mirada fulminante con la que consiguió que cerrara la boca. Quizá porque se conocían desde los siete años, solía bastar un simple gesto para comunicarse entre ellos y, aunque jamás lo admitiría, Leehan a veces envidiaba esa intimidad que compartían. Él nunca podría tener aquello. Era incapaz de enamorarse y no porque fuera el tipo de hombre que huye del compromiso, sino todo lo contrario. Con escaso éxito, había intentado amar a muchas de las personas con las que había salido, que no habían sido pocas.
Cuando conocía a alguien, las primeras semanas solían estar llenas de ilusión, pero, por desgracia, el aburrimiento entraba a formar parte de la ecuación demasiado pronto, tirando por tierra todo lo demás. Si no fuera porque podía leer en los ojos de Jaehyun la devoción y la ternura cada vez que se detenían en Riwoo y en su pequeño rostro, Leehan hubiese creído que no existía esa clase de amor tan incondicional y duradero.
—¿Y cómo estás tú? —le preguntó Riwoo—. Quiero decir, esto también ha sido una sorpresa para ti. Sabes que si necesitas desahogarte o cualquier otra cosa que...
—Estoy bien —mintió.
Riwoo vaciló unos segundos antes de abrazarlo con fuerza. Leehan estuvo a punto de protestar, pero al final cerró los ojos y agradeció el cálido contacto de su mejor amigo.
El rubio casi siempre sabía ver más allá de sus palabras, de las mentiras que construía para protegerse. Por eso, mientras él aseguraba estar bien, Riwoo probablemente escuchaba algo así como «estoy muy jodido». Y era cierto, porque había aceptado aquel revés del destino, pero estaba lejos de empezar a asimilarlo. Su mente analítica se había puesto a pensar en todas las cosas que consideraba importantes, como los gastos o los planes de futuro relacionados con la educación y el desarrollo de su hijo, pero ni una sola vez se había parado a imaginar qué sentiría al sostenerlo en sus brazos. De hecho, era incapaz de plantearse siquiera esa situación y, el día anterior, tras casi escapar de casa de sus padres poco después de contarles la inesperada noticia, se descubrió a sí mismo desviando la mirada y girando la cabeza cada vez que se cruzaba por la calle con un cochecito de bebé o con las risas de los niños.
—¿Lo saben tus padres? —preguntó Jaehyun
Leehan se separó de Riwoo y estiró las piernas.
—Desde hace unas horas. Fui a verlos ayer.
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Blissful Madness | Gongfourz
FanfictionHan Taesan ha crecido en hogares de acogida y su pasado es como un lienzo en blanco. Sabe que es importante defender sus ideas, vivir al día y no aferrarse a las cosas, pero siente debilidad por «la casa azul», esa preciosa propiedad en la que años...