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Era el segundo sábado que Leehan se tomaba libre en lo que iba de mes

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Era el segundo sábado que Leehan se tomaba libre en lo que iba de mes. No es que antes no hubiese podido hacerlo, sencillamente no lo necesitaba. No veía una gran diferencia entre quedarse en casa trabajando o acercarse hasta la inmobiliaria y hacerlo allí.

Ese día sabía que tenía algunos mensajes que contestar y un par de asuntos que atender, pero le había resultado demasiado tentadora la idea de despertarse junto a Taesan y hundirse en él aún medio dormido y luego seguir tumbado en la cama hasta que le apeteciese levantarse para hacer el desayuno.

—Pásame el cuchillo —le pidió.

Se lo dio y observó cómo cortaba en dos unas cuantas naranjas antes de enchufar el exprimidor y tomar un par de vasos. Leehan vertió un poco más de líquido de tortitas en la sartén y, cuando la siguiente estuvo lista, la apiló junto a las demás en un plato.

Mientras Taesan ponía la mesa, Leehan salió a por el periódico.

Diez minutos después, desayunaban el uno frente al otro. Por alguna razón que Leehan no alcanzaba a adivinar, el pelinegro tenía el ceño fruncido desde que él le había pedido que sacase dos platos más para repartirse las tortitas. Suspiró, reprimiendo las ganas de preguntarle qué le ocurría, y abrió el periódico por la primera página mientras le daba un sorbo al zumo de naranja.

Miró las noticias por encima y pasó a la sección de los horóscopos antes de empezar a leer en voz alta:

«Los Libra son persistentes, decididos y ambiciosos, pero intenta ser feliz con lo que tienes en este momento y compartir esa felicidad con los tuyos. Disfruta de la sombra de un árbol y hazle una confesión». —sacudió la cabeza—. ¿De qué demonios habla? Alguien debería quitarle las drogas a quien sea que escriba esto.

—¿Qué dice de mí? —preguntó Taesan.

«Leo: cuidado con este mes, porque algunos sucesos del pasado pueden perturbar tu presente. Recuerda que la tranquilidad, la confianza en uno mismo y una sonrisa son las mejores armas para mantenerse a flote».

—No es bueno. —arrugó la nariz.

Leehan dejó del periódico a un lado y lo miró divertido mientras tomaba la primera tortita y la cortaba con el tenedor. Se metió un trozo en la boca, distraído.

—¿Te gustan estos platos? —preguntó Taesan.

—Sí, ¿qué tienen de malo? ¿Son incómodos?

—No, no hablo de si son cómodos o prácticos, sino... ¿Te parecen bonitos?

Sin dejar de estudiarlo, Leehan se terminó el zumo.

—Vas a tener que ser más específico.

—Los platos son... clásicos. Sin gracia. Feos.

Leehan ladeó la cabeza, con el tenedor en la mano.

—¿Y llevas toda la mañana raro por eso? ¿Porque mis platos son «feos»?

Blissful Madness | GongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora