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Se había pasado casi todo el día durmiendo así que, cuando abrió los ojos, ya había anochecido y la habitación estaba sumida en la penumbra

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Se había pasado casi todo el día durmiendo así que, cuando abrió los ojos, ya había anochecido y la habitación estaba sumida en la penumbra.

Leehan se dio la vuelta en la cama y se fijó en el hueco vacío. Luego escuchó el timbre de la puerta y se dio cuenta de que eso era lo que lo había despertado. Gruñó contra la almohada. Lo último que quería era ver a alguien. Al final, se levantó, bajó y abrió.

—No me jodas.

Fue lo único que pudo decir cuando vio delante de su puerta a Jaehyun, Sungho y a sus hermanos, Soobin y Yeonjun, mirándolo atentamente como si fuera un espécimen desconocido. Sungho fue el primero en entrar con una botella de ron en la mano.

—¡Llegamos a la fiesta! Comenzaste sin nosotros, ¿cierto? —exclamó con ironía antes de ir a la cocina y empezar a agarrar vasos del estante.

—¿Qué mierda haces? Oye, deja eso ahí.

—¡No seas aguafiestas! —dijo Soobin a su espalda.

—A mí una copa doble —Jaehyun sonrió.

Leehan se giró hacia él y lo miró amenazante.

—¿De qué se trata todo esto? —masculló.

—Se trata de que somos tus amigos.

—Y enemigos, pero hermanos —añadió Yeonjun sonriente mientras le daba un trago a la copa que Sungho acababa de tenderle.

—No estoy de humor —Se enfrentó a Jaehyun—. ¿Te lo dijo Riwoo?

—No hizo falta, sé cuándo guarda un secreto; se convierte en un tomate antes de que empiece a hacerle preguntas. Pero hablemos de lo importante, ¿prefieres ron o vodka? —Su amigo se mordió el labio antes de resoplar.

—Vodka —respondió secamente.

—Sungho, ya oíste —le dijo.

—Nací para ser barman —Sonrió.

Yeonjun y Soobin ya estaban acomodados en el sofá cuando los demás entraron en el comedor. El perro, sentado sobre la alfombra como una estatua, los miraba a todos con interés. Los mellizos se pasaron la siguiente media hora hablando de su trabajo: de lo genial que era recibir billetes en los calzoncillos, de la chica con la que Yeonjun había terminado la noche anterior, de lo agradable que era su jefa...

Leehan se acabó la primera copa y notó que durante ese rato había estado tranquilo. Teniendo en cuenta cómo habían sido sus últimos días, era un avance. Cuando trajeron las botellas que habían dejado en la cocina, se sirvió otro vodka.

—Así que pusimos su teléfono en una página de adictos al sado —explicó Soobin tras hablarles de un compañero que había intentado joderlos la semana anterior y del que habían decidido vengarse.

—Eso es de aficionados —replicó Sungho.

—Danos algo mejor —pidió Yeonjun.

—Sungho... —Leehan le dirigió una mirada de advertencia.

Blissful Madness | GongfourzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora