Sunhee cerró la caja registradora y apoyó la mano en la mesa de madera antes de emitir un suspiro lleno de palabras no dichas. Luego, con las mejillas ligeramente arreboladas, volvió acentrarse en el tema que había ocupado la mitad de sus conversaciones durante la última semana y media.
Kyungsoo.
Kyungsoo y la forma angulosa de sus manos, lo bonitos que eran sus dedos. Kyungsoo y lo atento y lo paciente que era cada vez que ella le pedía que fuesen despacio, paso a paso. Kyungsoo y su increíble sentido del humor...
—Y su sonrisa... Dime que te has fijado, Taesan. Se le iluminan los ojos. Ese hombre sonríe con la mirada. Y me encantan las arruguitas que se le forman en los laterales cuando lo hace, es... es...
—¿Una descripción exacta de lo que significa estar enamorada?
—No, no he llegado a ese punto todavía.
—Creo que a ese punto llegaste hace tiempo y ahora lo has cruzado y ha quedado tan atrás que apenas se ve en la distancia —bromeó—. ¡Vamos, estás enamorada por él!
—No es verdad —insistió Sunhee, escondiéndose detrás de su muro de protección.
Taesan se ablandó al verla así, cerró la libreta de cuentas y se acercó a ella para darle un beso en la frente. Sabía lo mucho que había sufrido tras el abandono de su marido, no solo porque la había dejado por otra mujer, sino, sobre todo, porque había decidido borrar de su vida a Yeon.
Sunhee ni siquiera había tenido el valor para decírselo claramente y, durante años, le había asegurado a su hijo que «estaba muy ocupado» o que «pronto volverían a verlo». Un día, tras una de sus habituales evasivas, Yeon había mirado muy serio a su madre antes de decirle que no era necesario que siguiese mintiéndole, que ya sabía que su padre jamás volvería. A pesar del dolor, Taesan se había sentido tan orgulloso de él que se le llenaron los ojos de lágrimas y, ante la figura todavía confundida de su madre, los dos se habían abrazado con fuerza en medio de la cocina.
Por eso, comprendía perfectamente las reservas de Sunhee, esa desconfianza y el miedo que a veces se pega a la piel como una segunda capa y no nos deja ver más allá.
—No sufras, él no te hará daño —le aseguró.
—¿Cómo lo sabes? —arrugó la nariz.
—Porque es un buen hombre, de esos que no solo se preocupan por los suyos y su propio ombligo, sino que de verdad empatiza y es incapaz de apartar la mirada hacia otro lado ante el dolor. —Tragó saliva al pensar en Leehan. En él y en lo cerrado que se mostraba a veces, como si tras sus sonrisas hubiese un candado que impidiese ver todo lo que escondía más allá—. Kyungsoo me entendió y me ayudó cuando no tenía a nadie más y siempre nos ha tratado de maravilla sin pedirnos nada a cambio. ¿No te parece eso suficiente?
—Tienes razón. —Sunhee dejó escapar el aire contenido.
—¿Lo has invitado a cenar esta noche?
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Blissful Madness | Gongfourz
FanfictionHan Taesan ha crecido en hogares de acogida y su pasado es como un lienzo en blanco. Sabe que es importante defender sus ideas, vivir al día y no aferrarse a las cosas, pero siente debilidad por «la casa azul», esa preciosa propiedad en la que años...