Taesan acarició con la yema del índice la piedra del anillo que Yuna le había regalado tantos años atrás.
Su preferido.
Tragó saliva mientras miraba las casas que se alzaban a ambos lados de la tranquila carretera.
—Tae, no estés nervioso.
—No puedo evitarlo —gimió.
—Ya conoces a Riwoo y a Jaehyun.
—Pero no a Sungho ni a Woonhak.
Taesan nunca había sido tímido ni inseguro a la hora de relacionarse con desconocidos, pero aún recordaba el nudo que le apretaba la garganta el día que Leehan le presentó a su familia y la tarde que pasó revolviendo su armario para encontrar algo adecuado que ponerse. Y ahora, con sus amigos... ahora que sabía lo importante que eran para él, quería que todo saliese bien.
Se relajó al notar la mano de Leehan sobre su pierna.
Cinco minutos después, aparcaron delante de una casa de color blanco con una enredadera que trepaba por un costado y dejaba a sus pies algunas hojas que habían empezado a caer tras despedirse del verano.
Leehan llamó al timbre y, mientras esperaban fuera, entrelazó sus dedos con los suyos para infundirle calma.
Una voz respondió al otro lado de la puerta.
—¿Contraseña? —preguntó.
Leehan no pudo evitar sonreír.
—Sungho, no seas idiota.
—Eso es como pedirme que no respire. Vamos, dame algo ingenioso y te dejo pasar.
Leehan puso los ojos en blanco y suspiró hondo.
—¿Podrías ser el próximo presidente? ¿Te sirve eso?
—No lo has dicho convencido —replicó Sungho.
—Abre la puta puerta —concluyó Leehan.
Taesan se adelantó un paso antes de intervenir.
—Traemos pastelitos para el postre: hojaldres de chocolate y tarta de queso con salsa de arándanos.
—Haberlo dicho antes. —la puerta se abrió de inmediato y un chico de cabello azabache clavó sus ojos afilados en él mientras una sonrisa cálida se extendía por su rostro. Taesan le tendió una mano, pero él lo ignoró y se inclinó para abrazarlo—. Me alegra conocerte al fin, Taesan. Eres... mucho más interesante de lo que imaginaba.
El azabache se giró hacia Leehan y los dos se miraron unos segundos con los ojos brillantes antes de darse el típico abrazo masculino acompañado por un par de palmaditas en la espalda. Sungho dio un paso atrás para poder echarle un buen vistazo y asintió satisfecho.
—Vaya, te sienta bien la paternidad y follar a menudo.
—¡Sungho! —un chico pelirrojo y de porte elegante apareció tras él y lo asesinó con la mirada antes de darle un abrazo a Leehan. Luego, saludó a Taesan—. ¡Qué alegría conocerte al fin!
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Blissful Madness | Gongfourz
FanfictionHan Taesan ha crecido en hogares de acogida y su pasado es como un lienzo en blanco. Sabe que es importante defender sus ideas, vivir al día y no aferrarse a las cosas, pero siente debilidad por «la casa azul», esa preciosa propiedad en la que años...