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Virgo


Tráfico, una sola palabra para describir el infierno, tampoco quitemos el hecho de que hacen más de 30° afuera y no podía prender el aire acondicionado porque al muy bendito se le ocurrió arruinarse.

-Maldito Manhattan —dije mientras tocaba la bocina—

Odiaba las calles de Nueva York.

Le hubiera hecho caso a mi madre cuando me dijo que no compre un auto para usarlo en esta maldita ciudad, no entiendo porque hay tanto embotellamiento.

Quizás porque hay como dos millones de idiotas, como yo, que pensaron que comprar un auto era una excelente idea.

Suspiré, ya estaba perdiendo mi primera clase de la universidad, todo por este estúpido tránsito.

Al fin los autos comenzaron a avanzar y yo sonreí.

-¿¡Es en serio?! —de nuevo se había detenido— ¡Alguien mateme! —empecé a golpear el volante con mi cabeza—

Después de casi unos 20 minutos sin que este tráfico avancé, tomé mis cosas del asiento trasero, saqué la llave del auto y cerré las ventanas.

-Hasta acá llegué —murmuré llena de enojo mientras cerraba la puerta de mi auto, el cuál dentro de unas horas o inclusive unos cuantos minutos será remolcado, y salí corriendo hacia la universidad, que quedaba a una distancia considerable.

[...]

Llegué y entré lo más sigilosamente posible.

Se preguntarán cómo entras a una clase, con 1 hora de retraso, sigilosamente. Por supuesto, de cuclillas, mientras el profesor de seguro estaba jugando al candy crush mientras nos dejó como ochenta actividades para hacer o investigar.

Pero no contaba con que me debería de ir hasta la otra punta porque las divinas de las Barbies que tengo como compañeras, justo hoy, justo cuando mi auto será remolcado y nuevamente esta ciudad de porquería actuó en mi contra, se sentaron en el asiento que uso hace dos años.

¡Increíble! ¡Excelente!

Murmuré unas cuantas palabras no aptas para niños y me senté en la última fila en el último lugar, malditas Barbies prefiero que se vayan a Malibú y que las tiren al mar, no esperen... El plástico contamina el océano.

Y exactamente como lo predije, el profesor estaba jugando al candy crush pero versión pirata, debe ser porque de tanto jugar a ese jueguito ya se lo pasó. Pero bueno, no me quejo, eso me dejaría pensar en que demonios haría para poder pagar el auto.

Y aquí les muestro mis opciones.

Tengo 3, la primera; trabajar medio tiempo en algún lugar, la segunda; pedirles a mis padres que me paguen la multa pero de seguro me dirán que no me enviarán dinero para pagar el departamento, el gas, el agua y mi alimento, así que prefiero no decirles nada; y después está la tercera; que es huir a Brasil y hacer tatuajes.

Creo que me quedaré con la tercera.

Agarré mi cabeza frustradamente, bien Virgo Grey, prepárate para trabajar medio tiempo por el estúpido tránsito de Nueva York.

-Perdone profesor—entró agitado y el profesor lo vio para que diga su excusa— Un idiota dejó estacionado su auto en medio de las calles de Manhattan —creo que me hablan, pero como a ese ni le dirijo la palabra, cerraré mi boquita que suficiente tuve por estás 6 horas locas que me entregó el día desde que desperté.

-Está vez te la dejo pasar, Ross —le respondió el profesor para seguir haciendo sus increíbles combinaciones de dulces o caracolas, sinceramente no logro distinguir desde este lugar.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora