30

143 11 1
                                    

Maratón 1/6

Tauro

Mis pies estaba inquietos en el suelo. Estaba nervioso, enojado y me sentía traicionado por una de las personas que más quería. ¿Cómo demonios pudo hacerme algo así?, ¿Qué carajos le estaba cruzando por la cabeza al pedírselo frente a mi?. Imbecil, no sabe con quien se ha venido a meter, y al parecer tampoco va a saber como rayos entré a su departamento.

Giré mi cabeza rápidamente al oír la puerta del apartamento abrirse. Y ahí lo vi, con una cara sonriente y con ese horrible cabello rubio que tenía.

Bueno, mentira, parecía bastante sedoso. Le debería de haber preguntado antes que productos usa.

Antes de matarlo...

-Así que al fin apareciste, traidor —mi mejor amigo, aunque ya no sé ni lo que sea, se dio vuelta con rapidez al cerrar la puerta.

-¡¿Pero qué...?!

-¡¿Cómo pudiste Leo?! —él me ve confundido pero luego recuerdo y veo como otra sonrisa se forma en sus labios. -¡¿Qué rayos te parece gracioso?! —me levanté demasiado exaltado provocando que pusiera las manos en el aire en forma de paz.

Encima de que tengo que lidiar con el chico que le gusta, ahora debería de lidiar con el imbécil de mi amigo. Lo peor de todo es que parece que Capricornio no entiende mis malditas indirectas, que encima son más directas que una flecha a un arco, ya no sabía que hacer.

-Dejame explicarte

-¡¿Explicarme que?!. ¡Saliste con la chica que me atrae! —Leo no dio un solo paso más y me contemplo tratando de que me tranquilice en algún momento.

-Es una larga historia que necesito que sepas —apuntó al sillón pero aún así me mantuve firme. -Pero necesito que te sientes porque creo que me partiras la cara si no lo haces

-Es que lo haré —le respondí entre dientes.

-Solo siéntate —rode los ojos pero aún así lo hice. Si tenía una explicación, ma sale valía que fuera buena y no una mierda.

-¿Ahora qué?

-De acuerdo —dejó las llaves en la mesa con lentitud, como si yo fue un León y él un pequeño ciervo que no quería que me lo cargara. -Escucha. Todo esto tiene que ver con Virgo ¿si?

¿No estábamos hablando de Capricornio?. ¿Cómo se supone que tenga lugar ella entre nosotros tres?.

-El día que nos encontraste en la cafetería, hice una especie de trato con Virgo. Ella tiene una lista para conquistarla, y yo aproveché la oportunidad de conocer esa lista para poder cumplir y llevar a cabo mi reto —él ya se había sentado en una de las sillas del comedor, el que cual conectaba con el living, que era donde estaba yo.

-¿Y eso en que involucra a Capricornio?. ¿Acaso hay un punto en su lista que dice Sal con Capricornio Berlec?

-Algo así —su respuesta logró asombrarme bastante. -Dice que debo de conocer a todos sus amigos y respetarlos, ¿Y cómo mejor conocerlas que invitarlas a tomar algo varias veces? —era una buena estrategia pero creo que ese punto de la lista no se refería a lo que Leo estaba tramando en esa cabeza.

-Pero no creo que se refiera a ese tipo de conocer a alguien —Leo se quedó callado, y justo vi la luz encenderse en ese foquito que la mayoría de las veces permanece apagado.

O bueno al menos lo está cuando se trata del amor.

-¿Entonces como carajos le hago?

-Debes de pasar tiempo con su grupo, eso verá que te estás acercando a su círculo social y será mucho más fácil —Leo se despeino rápidamente sin saber ya que hacer con Virgo. -¿Has cumplido algo siquiera?

-Nada, traté de ser detallista con flores pero ella quiere otro tipo de detalles —uy, si que la tiene jodida. -¿Ya te tranquilizaste?

Me reí al recordar las ganas tremendas que tenía de matarlo hace tan solo unos minutos. Me asombra lo que una simple explicación puede cambiar las cosas. Hay que aplicarlo varias veces para que las cosas no se nos vayan de las manos ¿no?.

-Está todo saldado —me levanté del sillón para palmear su hombro y dirigirme hacia la puerta.

-¿No te quedarás un rato? —negué relamiendo mis labios puesto que estaban bastante secos.

-Debo de ir a darle la buena noticia a alguien de que aprobé con la calificación más alta en matemáticas —me miró con una sonrisa para que yo abriera la puerta y saliera con rapidez hacia el departamento de Capricornio.

Ahora que sabía lo que había sucedido podía hablar con Capricornio sin hablar estupideces y capaz hacerla sentir mal de alguna forma, no muy clara. Aunque en realidad lo había estado haciendo por mi bien, no quería hablarle de mala forma y luego se termine alejando más de lo que yo había avanzado.

Al llegar a mi piso, toqué su puerta con una cara sonriente. Oh, claro que sí, ella vivía en el mis piso que yo... curioso ¿no?. Cuando la abrió me miró con una sonrisa completamente radiante, una sonrisa que no había visto nunca en ella.

Eso me dejó un gusto particularmente amargo.

-¡Tau! ¡Pasa! —entre con una sonrisa ladeada y caminé hacia el interior de su departamento. -¿Qué te trae por aquí? —me giré para verla y aúns seguía con ropa de calle, maquillaje y peinada. Estaba sumamente arreglada y no era de extrañar, Capricornio era alguien bastante coqueta y que sabía que utilizar para cada ocasión.

-Bueno, adivina quién tiene nota perfecta en matemáticas —Capricornio abrió la boca como si no se lo hubiese visto venir.

Lastimosamente hoy, ella faltó a la universidad y era el día en que entregaban los resultados. Por suerte pude ver la nota de Capricornio pero era un poco raro ya que estaba por abajo de varios alumnos. Y digo raro porque estamos hablando de ella, la chica que le entregó toda la tarea al profesor dejándolo casi medio muerto por tal inteligencia y habilidad con las matemáticas.

-¿Sábes mi nota? —comenzó a sacarse los pendientes plateados que tenía colgando en sus orejas.

-Tienes una B- —ella se quedó quieta, mirando hacia la pared y con su mano aún en uno de sus óvulos de la oreja. Pronto sentí un suspiro de parte de ella y como seguía sacándose los aretes. -¿Qué ocurrio, Capri?. Eres la mejor en matemáticas, no se que te ocurrió el día del examen

Ella negó y se giró para verme con una sonrisa. Simplemente era tan fresca y dulce que no sabía si derretirme o sentirme dentro de una piscina en un día caluroso.

-No es nada de que preocuparse, tal vez no era mi día —se sacó la chaqueta quedando en un suéter cuello de tortuga blanco. 

-¿Y hoy si lo es? —mientras más indagues, mejor.

-Algo así —me volvió a sonreír y camino unos cuantos pasos hacia la cocina. -¿Quieres que te sirva algo?

-Está bien así —ella asintio para comenzar a preparar un café.

Estaba un tanto abstraído. Capricornio era alguien ya alegre de por si pero... nunca antes la vi en este estado, tan... tan risueña y con ganas de abrazar a todo el mundo. Parecía que era un tarro sin fondo de felicidad, y créanme que lo único que quiera es verla sonreír pero... también quisiera ser el causante de aquello.

Porque seamos sinceros, yo no lo era ni por un pelo, él que si lo era... era al chico que casi asesinó abajo. Y ya era más que obvio, se notaba como le miraba o como corría tras sus amigas cuando Leo quería hablarle.

No estaba enojado con ninguno de los dos, pero si un tanto dolido... dolido por mi, por no esforzarme lo suficiente como para que Capricornio se fije en mi propia persona. Y aunque muchos abandonan en este punto, yo no era capaz, estaba muy atraído hacia Capricornio... había algo en ella que me tenía hipnotizado y aunque quisiera, no me podía alejar.

Y es por esa justa razón que el que no arriesga, no gana.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora