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Virgo

Esto era un maldito dolor de cabeza...

¿Saben lo que era hacer un trabajo con Leo Ross?

No es que fuera un cabeza dura bueno para nada, era demasiado... demasiado... metiche en cuanto a mi vida personal.

Y se supone que debía ser metiche, pero en la vida de Capricornio. No en la de una pobre chica que solo quiere su auto y vengarse de su estúpido ex —si es que a ese idiota se lo consideraba un ex—.

-Bien, comencemos el siguiente punto —corrí mi pequeña libreta a una lado mientras acomodaba las hojas que usaría.

Estábamos en el mismo café de siempre, en el mismo lugar que yo elegía siempre pero sin la compañía que elegiría para una tarde.

-¿Qué guardas en esa libreta? —me preguntó sin siquiera acomodar sus apuntes. Su cabeza estaba apoyada en una de sus manos y esa sonrisa, que borraría tirándole café caliente, resplandecía en su cara.

-Nada que sea de tu incumbencia —deslice las hojas de la cartilla buscando la información correspondiente.

-Bueno, entonces... ¿Por qué tienes una lista con 10 puntos que alguien debe cumplir para salir contigo? —levanté mi cabeza con rapidez sin poder creerme lo que había salido de su boca.

10 puntos...

Eso era lo que mi libreta tenía adentro.

Esos puntos que me demoré en escribir por culpa de Tyler y su maldita broma.

En esos puntos aclaraba lo que un chico debía hacer y demostrarme para conseguir una oportunidad conmigo, pero obviamente ese chico no debería saber de los diferentes puntos que debía completar.

-¿Cuando has visto de eso? —tragué gordo, mis manos sudaban y movía mi pie con nerviosismo por saber lo que vio.

-Tranquila, si te preocupa que lo vaya a contar a otras personas, no lo haré —tomó su pajilla entre sus dedos y sorbio su latte helado.

-Me preocupa que lo hayas visto tú, no que lo vayas a contar —Leo alzó una ceja y otra sonrisa se figuro en su cara sin apartar su boca de la pajilla. -Bueno... también me importa que lo digas, Ross

-¿Qué te hará creer que no lo haré? —todo el aire que contenian mis pulmones se liberó al oír aquello. Esto no podía pasarme, no a mi.

-¿Qué se supone que haga para que no digas nada? —entrlacé mis manos y me incliné un poco, esperando a que soltara lo que quisiera.

-Eso depende —se apoyó contra el respaldo de su asiento mientras en su mano tenía su late y volvía a sorber de su pajilla.

-¿De? —Leo se levantó de hombros y solo solté un suspiro con pesadez. Toque el puente de mi nariz sin saber como demonios lidiar con este chico. -Mira, no tenemos todo el día para hablar sobre esto y yo tampoco tengo la paciencia suficiente para continuar esta innecesaria charla

-¿Innecesaria? ¿Conoces lo vergonzoso que puede llegar a ser que alguien se entere de que tienes una lista de adolescente? —lo miré con el ceño fruncido.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora