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Tauro

-¿Y entonces? —me preguntó Leo. Ambos estábamos sentados en el muelle, eran como las tres de la mañana. Hacía bastante frío en este lugar.

-Le gustas, Leo —suspiré algo triste. No podía creer que a Capricornio le gustara uno de mis mejores amigos, cuando me lo dijo en el auto casi chocamos.

Se me hacía raro que estuviera tan feliz de venir aquí, pensé por un momento que fue por Virgo pero luego, interrogandola, la hice hablar y por fin pude saber que chico rubio le gustaba. No estaba molesto con Leo, porque sabía que no estaba interesado en Capri, de hecho nos trajo hasta aquí para dejarle en claro a mi amor platónico que no podría salir con él.

¿Cómo lo haría?, ni puta idea.

-Entonces teníamos razón, Virgo está ayudándola —asentí ante lo que había dicho mi amigo. Leo me había contado lo que había ocurrido en el auto con Virgo, por eso estaba tan enojado conmigo, porque se debe de haber hecho malas ideas en la cabeza, pero luego de hablarlo nos dimos cuenta que había un plan escondido en todo esto. -Hoy me preguntó si mi tipo era Capricornio —ambos nos reímos por eso.

Era obvio que su tipo era Virgo.

-¿Y que le dijiste?

-Que mi tipo era más bien ella —lo miré con los ojos abiertos por lo que había dicho. -Para que deje de molestar, sabía que se iba a poner nerviosa e iba a dejar el tema de lado —me aclaró, pero en vez de hacerlo oscureció toda la situación.

-Leo, ¿te gusta Virgo? —el rubio ni me miró solo miró el lago que parecía un pozo negro, y lo único que lo iluminaba era la luna. -Porque q-

-¿Y cómo harás para acercarte más a Capri? —ignoró completamente mi pregunta. Ni siquiera pude notar un tono de nerviosismo en su voz porque me había sorprendido la rapidez con la que me había cambiado de tema.

-N-no tengo idea —aún seguía atontado. -¿Cómo haces para acercarte a Virgo?, porque no es nada fácil y menos para ti

-Solo fui yo —fruncí el ceño levemente. Porque créanme que el Leo que coquetea con las chicas no es el mismo que el que lo hace Virgo. -Realmente fui yo. Después de todo yo con ella fui su amigo, eso me facilitó las cosas aunque sienta rencor —se levantó de hombros. -Pero ten cuidado, porque si juegas mucho como su amiguito, podrías quedar allí permanentemente. Debes de tirarle comentarios como los que yo hago, de esa manera lograrás generarle cierta curiosidad y te tomará en serio —suspiré. Si tan solo supieras amigo mío, tantas malditas indirectas y aún así me dijo que le gustabas tú. -Bueno amigo, te dejo. Debo dormir para mantener este encanto —señaló su cara con el índice y eso me hizo reír.

-Yo me quedaré un rato más —él asintió mientras se levantaba para luego planear mi hombro y comenzar a caminar por el muelle.

-No te quedes hasta tan tarde porque salen las almas en pena —dijo sabiendo que yo era muy miedoso. Maldito hijo de la gran perra.

Pero aún así no quería volver porque eso significaría ver en la cama a Capri, porque la compartíamos. Después de todo está cabaña tenía 4 cuartos, eran bastantes pero aún así insuficientes. Dos lo usaban la madre de Leo y su hermano, el otro era ocupado por Virgo y por mi amigo —no compartían cama, Leo dormía en la alfombra de esa habitación ya que Virgo le había ganado en el piedra, papel y tijeras— y el otro era ocupado por nosotros, ya que Leo le habia mentido a su madre de que yo con Capricornio éramos pareja, obviamente la chica aceptó esa mentira solamente porque era la condición para venir aquí, según Leo su madre era muy pesada con esas cuestiones, e iba a hacer la estadia incómoda si no nos hacíamos pasar como pareja.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora