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Géminis

-Oye, Gem, creo que deberías de parar de escribir sobre Aries —y ahí iba Virgo, como por cuarta vez en la tarde. -Digo, creo que quedas en demasiada evidencia

-Cariño, hice tantas cosas que me dejaron en evidencia, pero parece que esos contenedores de testosterona y poca inteligencia, no captan ninguna señal —la castaña me miró mientras negaba.

Ambas estábamos en su cama, creo que era la única que tenía cama grande de las seis. Siento que fue algo egoísta al hacernos dormir en bolsas de dormir en el departamento de Sagi. Pero bueno, algún día se la cobraré.

-Oye, ¿qué ocurrió con él? —ah, hoy andamos detectives.

-¿él? ¿quién?

-No te hagas la tonta, Gem. Aries Morgan, el pobre tipo al que tienes en la mira, esperando que cometa errores para publicitar sus pasos en falso por toda la universidad

-Si lo dices así, suena feo

-Es que lo es —cerré mi computadora mientras suspiraba.

-¿Y qué acaso no es malo estropear mi maldita cita? —la castaña me volvió a rodar los ojos. -Eso es malo, para la salud, ¿lo sabes?

-Envenenarte la sangre con supuestos hechos también

-¡¿De qué hablas?! ¡Vi a Leo pasar frente a mis ojos!

-Q-quizas simplemente quería orinar en el parque —que raro, Virgo defendiendo a Leo.

-¿Y a ti que te ocurre con él?, últimamente andas evitandolo y también defendiendo a Leo Ross. Algo que jamás pensé ver

-Primero que nada no lo defiendo, simplemente estoy haciéndote entender que quizás fue pura coincidencia verlos ese dia. Y segundo, no me cambies el maldito tema de conversación, Géminis —uy, creo que mi conejito se enojó. -Dime, ¿por qué odias tanto a Aries?. Sé que en un momento tú te distanciaste de ellos, y sé muy bien que no fue por culpa de Becky

Esquivé la mirada profunda de Virgo. No había hablado de esto con nadie, ni siquiera con Piscis y eso que tuve muchas oportunidades para contarle. Tenía miedo de que Virgo me tire por la ventana al ver que mi razón para odiarlo era completamente inmaduro y estúpido. Digo, tengo casi 22 años, y con todas estas actitudes que estoy teniendo, parezco una nena de quince años encaprichada con un amor platónico.

-¿Seguirás analizando si contarme o no? —me reí al ver que ella sonreía y había relajado su mirada.

-Es que es algo estúpido, Vir. Pero supongo que llegó a dañarme lo suficiente

-Entonces no es algo estúpido —alcé mi ceja en su dirección, creeme que cambiarás de opinión amiga mía. -Si algo te lastima de esa manera, no creo que sea algo tonto —me miró con sus dos ojos verdes llenos de amabilidad.

Me hará llorar.

-Aries y yo éramos buenos amigos, supongo. Cada vez comenzabamos a pasar más tiempo juntos y otro tipo de sentimientos comenzaron a nacer, y creí que quizás era algo recíproco, pero al parecer no porque se alejó de un día para el otro. Me di cuenta el día de mi cumpleaños, cuando esperé todo el maldito día que me saludara en la universidad, pero pasaba de largo de mi, y creí que quizás no me había visto, pero claro que me iba a ver; aún así no perdí la esperanza y seguí esperando un mensaje suyo, nada. Ese día no entendía qué demonios ocurría, el simplemente decidió desaparecer de mi vida, y yo le seguí la corriente —le conté de una manera muy resumida, después de todo, tampoco había más que contar.

-¿Sentías tensión? —¿qué?.

-¿Disculpa? —pregunté algo confundida.

-Que si sentías tensión con él, osea, tensión de... ya sabes —desvío la mirada un poco avergonzada por esa pregunta.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora