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Maratón 3/6

Capricornio

Me encontraba tomando aire afuera, no es porque me sintiera mal o algo, simplemente necesitaba espacio para poder pensar en todo lo que estaba pasando en mi vida. Simplemente estaba atónita por como hizo Virgo para que Leo se fijara en mi. Ella ya había hecho suficiente, ahora era mi turno de comenzar a trabajar en el corazón de él.

Después de todo, no puedo depender siempre d ela oportunidades que Vir me da, las cuales aprecio de todo corazón.

Una chica bastante popular del edificio norte, pasó empujandome como si fuera un palo en medio. No soy alguien que se pelee con las personas pero este trato nunca lo acepté con nadie.

-Se dice perdón —lo dije lo suficientemente alto como para que me escucharan, ella y su amiga  aunque no me importaba mucho ya que no me había hecho nada.

-¿Perdón? —se giró con una sonrisa asqueada. -Yo solo le debo perdón a las personas, no a las perras

Okay...

Se acaba de firma solita su sentencia de muerte.

-La verdad que estoy confundida —hice una notable cara de confusión. -Pensé que le pedías perdón a tu especie

Se notó como su cara triunfante decayó a una de enojo total. Vi como se acercaba a mi, con el ceño fruncido y dispuesta a capaz sacarme mechones de mi cabello, aunque los mechones de ella serían más fáciles de sacar puesto que son extensiones. Justo cuando nos estábamos por agarrar una enorme espalda se posó adelante mío de manera protectora.

Eso me sorprendió bastante haciendo que parpadeará y viera la camisa de color azul marino que contornear sus brazos formados y hombros extremadamente anchos. Al levantar mi vista me di con un cabello azabache.

¿Tauro...?

Me salí un poco para ver si era de mi amigo que se trataba, vi a las chicas también y parecía que se había vuelto un pequeño cachorrito indefenso. Se notaba que tenía miedo y no había ningún popular de los departamentos de su edificio como para defenderla.

Como agradecía tener la jerarquía alta de mi lado.

-Pidele perdón —dijo con una voz sumamente seria y ronca. Se lo veía enojado, bastante enojado. Y es que nadie del edificio Norte se podía meter con los del Sur, sino, uno de los populares actuaria.

La chica me fulminó con la mirada aterrada, no se esperaba que fuera amiga de Tauro Ferland o que él viniera tan rápido. Aunque no lo necesitaba, no quería tener rasguños en la cara, realmente quería salir ilesa.

-Perdón por empujarte —vi como mi amigo sonreía de brazos cruzados.

-Gracias —le sonreí triunfante mientras ella se alejaba con su amiguita. Ambas parecían de malhumor por lo que acababa de pasar.

Tauro se giró hacia mi, esta vez, con la misma cara que veía a las chicas. Oh rayos, ahora está enojado conmigo.

-No quiero que vuelvas a enfrentarte a Louisa Krylson sin que alguno de los chicos esté presente —¿Qué? ¿Y ella quién demonios era?.

-¿Louisa Krylson? —pregunté aún bajo la mirada seria de Tauro.

-Es la novia del segundo al mando en el edificio Norte —¿segundo al mando?, ¿Qué era lo que hacía el edificio Norte con sus populares?. -Es alguien peligrosa junto con Thomas Rosswood. Simplemente no te le acerques y si la ves en algún momento, vete.

No estaba entendiendo absolutamente nada. ¿Desde cuándo los del Norte tenían organizados a sus populares como el ejército?. Ni siquiera tenía conocimiento de la tal Louisa, y se suponía que yo conocía bastante —por parte de Géminis— todo el mundo de dond proviene el azabache que tengo al frente mío.

-Prometemelo —mi cara de confusión aún seguía allí.

-Vale, te lo prometo —él sonrio mostrando sus hoyuelos.

De cerca se veía aún más tierno y simpático  aunque hace unos momentos era como si fuera otro Tauro, uno más maduro y centrado en su al rededor, sin que cambie en alguna palabra o cometa errores. Simplemente actuaba como yo o Virgo al momento de tomar decisiones y hablar con las personas seriamente.

-Bien, vamos a bailar —tomó mi mano desprevenidamente haciendo que abriera los ojos. ¿Ven?, esté chico era muy cambiante. Ahora era el Tauro fiestero.

Aún así no me negué ya que se lo veía feliz y me sentía bastante cómoda con su mano apretando la mía. Al entrar nuevamente, busqué por los alrededores a Leo, pero pareciera como si se lo hubiera tragado la tierra.

¿No estaría...?

No, no.

Leo no había coqueteado con ninguna chica en lo que llevaba de la noche, y usualmente coquetea como 2 horas antes de irse hasta la segunda planta —donde casi siempre estaban los dormitorios—. Lo sé, parezco una acosadora que lo ha seguido en cada fiesta, pero era la verdad además de que Geminis logró aportarme esa información cuando estaba de amiga con Becky.

Al llegar al centro de la pista  varias personas y chicos me vieron con mala cara. A veces era bueno ser amiga de los populares de los departamentos pero otras veces... me sentía en un intermitente peligro, no porque lleguen a asesinarme, temía que pasara la peor vergüenza del mundo. Escorp estuvo a poco de lograrlo y da gracias a Cáncer que le llevó su chaqueta, aunque eso también provocó miradas de enojo y celos. Hasta hubo una sección en el periódico y el blog de la escuela explicando y creando teorías locas de porque Escorpio Clinard llevaba la chaqueta del tan conocido Cáncer Bailey.

No tenía ni idea de como Geminis había aguantado tanto tiempo bajo el foco de los periódicos, miradas que te mandarían a tu tumba y los blogs anónimos que siempre terminan arruinando algo.

-¿Ocurré algo? —negué ante la sonrisa de Tauro.

Pero nuestros pasos de baile fueron interrumpidos cuando se cortó la música y la luz en toda la fiesta. No podía ver nada ni a nadie, solo sabía que Tauro estaba al frente mío porque había agarrado mi mano con rapidez. Luego de unos segundos de barullo y susurros de la personas, un gran reflector apuntó a una castaña.

Oh no...

Escorpio...

Lo último que le vi de azabache ahora lo tenía cubierto de pintura blanca y con plumas rosas pegadas a su cuerpo por el espeso líquido. Escorpio tenia un poco la boca abierta por lo que había ocurrido.

Demonios.

Todos comenzaron a reírse salvo nosotros dos que estábamos paralizados viendo la escena con preocupación. Mi mejor amiga salió d remedio del reflector y comenzó a tratar de sacar la pintura de los ojos para correr hacia la salida de la mansión de Lorelay. Yo estaba a punto de salir cuando vi a Cáncer pasar bajo el reflector mientras la seguía, aún quería hacerlo... quería ir a poder ayudarla y escuchar como gritaba pro lo que había pasado.

-Tranquila —Tauro vio mis intenciones pero entendía perfectamente que capaz todo esto estaba ligado a Cáncer.

¿Por qué que otra explicación había?

Escorp era invisible hace un par de semanas, nadie se metía con ella —salvo los del Norte, pero bueno, los del Norte atacan a todos—.

Suspiré con angustia. De todas formas hablaría con ella pero no ahora... no ahora que lo necesitaba al castaño que salió como flash tras ella.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora