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Leo

1 mes había pasado desde que comencé con esto de la lista para conquistar el corazón de una chica muy testaruda. Había sido demasiado difícil, y aún me faltaba cumplir 2 puntos de la lista: ¡Los malditos detalles y que perdiera su orgullo por mi!

¡Había tratado de todo!

Les juro que ya no sabia que más podía hacer porque simplemente no entendía el primer punto del todo. Lo sé, soy un cabeza dura pero al menos me estaba esforzando, al menos creía que ya no le caía tan mal, eso era un progreso bueno. Y pues, Virgo no había cambiado tanto como yo había pensado, porque seguía siendo la misma chica de la adolescencia, aunque un poco más arisca conmigo, lo cual me permitía actuar como actuaba con ella en el pasado.

¿Cómo decirlo?

Usualmente siempre soy el Leo coqueto, disfrazado de un pedazo de idiota que hace creer a muchos que no valgo la pena. Pero Grey había sacado la otra cara que solo muy pocos habían podido ver, o bueno, que la mayoría de la chicas nunca vieron en sus vidas.

Se podría decir que con Virgo, era todo tan diferente. Al fin podía decir que tenía una especiw de amistad con una chica, luego de Géminis, claro.

-Muy bien, ¿Qué tienes preparado, Ross? —me sonrió la castaña mientras se abrochaba el cinturón de seguridad del asiento de copiloto de mi auto.

Si, así es. Estaba con ella en este momento, llevándola a un paseo para aprovechar el fin de semana.

Ya era un 19 de agosto, el año estaba pasando volando como un rayo. Ya dentro de poco estaríamos en otoño y luego ingresariamos a vacaciones por navidad. Demonios, y pensar que que en mi mente tenía pensado otro tipo de planes.

-Es una sorpresa —le sonreí verdaderamente. Pero antes de que pudiera salir ella me vio nerviosamente.

Una actitud demasiado rara en ella.

-¿Ocurre algo? —le pregunté un tanto preocupado por Virgo. Grey era una persona que guardaba todos sus sentimientos, si estaba triste no lo sabías en absoluto.

-Ayer fue tu cumpleaños ¿no? —relaje mi mirada un poco al saber que se trataba de eso.

-Si, de hecho, estaba esperando al menos un: ¡Feliz cumpleaños, amigo!, de parte tuya, pero nada —sus ojos se ensombrecieron un poco y me golpee internamente al saber que la había jodido al echarle en cara que no me había felicitado.

Murmuró algo que no alcancé a escuchar y de su bolso color crema, sacó un paquete y me lo tendió de mala forma. Alcé una ceja y ella ignoró mi mirada aún con el paquete en su mano izquierda.

-¿Es para mi? —pregunté anonado por su actitud.

-No, para tu perro —sonreí y lo tomé pero Virgo seguía sin verme.

-No tengo un perro —susurré con una sonrisa para comenzar a abrirlo.

Juro por todos los Dioses que casi me desmayo. ¡Era la varita de Sauco!. ¡Tenía la maldita varita de Sauco de Harry Potter!. Me giré con una sonrisa hacia Virgo que permanecía de brazos de cruzados. Ella se giró para verme y no pudo evitar contagiarse de mi sonrisa de niñito súper feliz.

-¡Eres la mejor! —ella volvió a su cara seria en a penas si un par de segundos.

-Es el regalo de parte de Capricornio, hoy iba a estar muy ocupada, y como soy tu vecina me pidió que te lo diera —mi sonrisa se fue desvaneciendo con cada palabra que Virgo soltaba.

¿No era de ella este regalo?

Pero ella era la única que sabía de mi fanatismos por esta saga, ella y mis amigos, ninguna de las chicas sabía. Pero tal vez Capricornio si que se acordó de mi cumpleaños y le preguntó a alguno de mis amigos.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora