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Piscis

-Piscis lleva esto a la mesa tres —asentí mientras me entregaban la bandeja con esa comida tan sofisticada que servía el lugar en donde trabajaba.

Con mis ojeras por la fiesta de anoche, mi fiesta fue literalmente ver series con mis amigas, salí con rapidez y delicadeza hasta la mesa que tenía asignada. Mi traje de camarera negro, me diferenciaba de la clientela de alta sociedad, los cuales utilizaban abrigos de piel y trajes de marca.

Las mujeres tenían hermosas joyas de diamantes, rubíes, esmeraldas, de toda clase de piedras preciosas que te pudieras imaginar; simplemente eran toneladas de dinero andantes. Pero no me quejaba de mi posición, la disfrutaba... simplemente me hacía bien saber que ganaba dinero por mi propio esfuerzo.

-Aquí tienen su cena —con una sonrisa les entregué su plato a cada quien.

-Muchas gracias —les sonreí de vuelta por su agradecimiento cálido y me retiré con la bandeja apoyada en mi abdomen.

Al llegar nuevamente a la cocina un agradable aroma a comida recién hecha inundó mis fosas nasales, las cuales bailaban de alegría aunque mi estómago me reprochaba por no haber comido antes.

-Pi, Jason te estaba buscando —Abby, una compañera y amiga, me señalo hacia atrás mientras cargaba una bandeja repleta.

A veces pienso que este trabajo te da habilidades de equilibrio, pero yo soy la prueba viviente de que no, y eso que llevo trabajando aquí desde que entré a la universidad.

-Vale —me incorporé de nuevo ya que me había apoyado contra la pared y fui hacia los casilleros donde siempre estaba mi buen amigo Jason.

Asomé mi cabeza por el marco que daba paso hacia los casilleros y me encontré con su cabellera castaña enrulada, su piel bronceada natural, su cuerpo súper formado y esos brazos que estaban para morirse. Jason era un maldito modelo y nadie lo podía negar, él era como el chico de los sueños de media comunidad de Nueva York.

-¿Me buscabas? —le sonreí mostrando todo mi cuerpo por la entrada.

-Pi —giró su cabeza cerrando el casillero donde estaban sus cosas.

Siempre llegaba a las 21:05 ya que cambiaban de turno con Thom, otro chico que estaba de infarto, aunque lastimosamente  ya tenía novia y esa novia es la misma chica que me atrajo hacia Jason en este momento.

Así es.

Abby suertuda.

-¿Ocurrio algo? —pasé con tranquilidad y me apoyé en la pared que estaba justo al lado del marco. -¿Quieres que te cubra de nuevo?

-Mmm.. no —se cruzó de brazos mostrando como los músculos de estos se marcaban.

Controla tus hormonas, Pi... controlalas.

-¿Entonces?

-Quisiera llevarte a algún lugar luego del trabajo —con tan solo oír eso mi corazón se aceleró como nunca antes y un inmenso cosquilleo me recorrió desde los pies hasta la cabeza.

Ahora la suertuda era yo.

-Pero... pero salimos como a las 12 de la noche —¡¿por qué demonios estoy diciendo eso?!

Contigo voy hasta el infierno si quieres.

Y ahí iba mi conciencia cubierta por las hormonas que estaba liberando.

-¿Aceptas o no? —una sonrisa apareció en su cara. Hasta sus dientes eran perfectos.

-Claro que acepto, mientras no planees secuestrarme —Jason solo río y comenzó a caminar hacia la salida que estaba a mi costado.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora