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Leo

Estaba caminando por los pasillos de la universidad con mis ojos puestos en la pantalla de mi celular, en ella tenía la lista que me haría ganar la apuesta que me habían dado con respecto a Virgo.

Pero realmente no estaba acostumbrado a pelear por alguien, pero de que podía esforzarme, podía hacerlo.

Aún así...

¿A que se refería con pequeños detalles?

Los puntos de esta lista eran algo fuera de lo habitual en mi, en realidad, hasta pelear por una chica era poco habitual; usualmente solo bastaba con una sonrisa para que una de ellas cayera a mis pies y ni hablar si les decía un hola.

Pero Virgo era tan precavida... tan cuidadosa y pareciera como si para cada respuesta tuviera otra más inteligente, y eso era lo malo de ella... no era nada fácil llegar a su interior.

Tampoco fácil de leer, para eso debía al menos conocerla un poco y su personalidad no me dejaba ni ayudaba un poco en aquello. Aunque en el pasado, si conocía casi todo de ella, está Virgo no es la misma de cuando teníamos dieciocho años.

Levanté la vista suspirando y al hacerlo me encontré con Escorpio, la cual tenía la mirada puesta sobre ella por los pocos que habían en los pasillos —incluyendome—, todo eso porque tenía puesta la chaqueta del equipo y su cabello estaba completamente mojado, como si se hubiera dado una ducha y no se secara ni un poco.

Me quedé parado tratando de saber lo que estaba ocurriendo, a penas si pasó por mi lado, me saludó con una sonrisa un tanto nerviosa y siguió su camino. Al igual que todos los que vieron el nombre grabado en aquel abrigo, abrí la boca sin poder creerme —aunque un poco si— las imágenes que mis ojos enviaban a mi cerebro.

Cáncer Bailey.

Okay...

Eso iba a desatar una maldita guerra entre los seguidores de Cáncer.

Saliendo de mi transe seguí mi camino hacia la salida puesto que por hoy había terminado, estos son los beneficios de no ir a las clases extra que dictaba el departamento pero al no hacer esa clase extra por la mañana, debía volver a la tarde.

Pero aún era bastante temprano, ni siquiera habían dado las 11:30 y yo ya estaba yendo a vagabundear por ahí.

Metí mi teléfono en mi bolsillo trasero de mis jeans y salí con tranquilidad de la universidad, giré mi cabeza de izquierda a derecha viendo hacia donde ir. Sin darle importancia a donde mis pies me guiaban, caminé y caminé, la chaqueta del equipo llamaba la atención de varias personas puesto que por suerte nuestra universidad estaba en el primer puesto de Básquetbol.

-ramo de flores a 15 dólares... —susurré deteniéndome al frente de una florería.

¿Flores contarían como detalles?

Porque la verdad es que si era algo lindo.

Entré a la tienda y distintas fragancias invadieron mis fosas nasales, era como si 70 perfumes distintos me bañaran, habían parejas y luego chicas o chicos solitarios, todos admirando los maravillosos pétalos de las flores.

Algunas parecían bastante extravagantes y raras, definitivamente esas nunca estuvieron en el jardín de mi casa, y eso que mi madre era una apasionada por las plantas y se traía cada cosa de países exóticos.

Pero ese no era el estilo de Virgo, ella era, por lo poco que hablamos y recuerdi, una chica simple —no en el mal sentido—, una de esas personas que no esperan mucho de los demás ni tampoco espera cosas grandes, solo quería algo que fuera común pero hermoso.

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora