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Escorpio

Odio las alcantarillas.

Se preguntarán que hacemos aquí, pues yendo a la súper súper guarida secreta de Piscis. Odiaba este camino, en cualquier momento me iba a morder una rata e iba a terminar con rabia.

-¿Cómo carajos hizo Piscis para encontrar este lugar? —buena pregunta Sagi, buena pregunta.

-¿Acaso le preguntas a Lucifer como lo expulsaron del cielo? —todas nos quedamos calladas ante lo que Géminis dijo. También tiene razón.

Seguimos caminando hasta que llegamos a esa puerta de hobbit que tenía Piscis, aunque viendolo del lado de su tamaño, le quedaba ideal. Ingresamos y la vimos sentada en su escritorio llenando unos papeles. Quizás eran los papeles funerarios para todos sus enemigos o un trato con las cocineras para darle la mejor porción de almuerzo.

Maldita Piscis, sus almuerzos parecían sacados de una revista de cocina y los nuestros del programa de Tacaños extremos.

-¿Alguna vez pensaste en cambiar esa puerta de enanos por una de humanos? —le preguntó Gem mientras yo cerraba la puerta.

-Callate piernas largas, hay gente que nace no tan agraciada como tú —tiene toda la maldita razón.

-Gente rica —rodó los ojos con diversión Virgo mientras patitas de alambre la veía de mala manera. -Mentira Gem, mentira

-Muy bien, ¿que quieren? —menos mal que somos sus conocidas, no me imagino como trata a los que les cae mal.

Mentira, cierto que dije que de seguro firmaba el acta de defunción de sus enemigos.

-No sé si te diste cuenta pero ya es hora de salida —Capri le mostró su teléfono y Piscis abrió la boca.

-¿Ya son las siete de la tarde? —vio para todos lados buscando una especie de ventana que claramente no existe en una cloaca.

-Piscis, cariño, no sé si te diste cuenta pero estamos en una maldita ALCANTARILLA —señalé todo el maldito lugar abriendo mis brazos. -No creo que encuentres una misera señal de civilización humana aquí

-Bien, bien. Perdón por no tener mi oficina en el Empire State —comenzó a ordenar sus hojas con rapidez. Maldita hermitaña, ojalá no me lea los pensamientos porque me haría hermitaña... en un ataúd.

Luego de que la empresaria mega millonaria denominada Piscis Westbrook terminará de atender sus últimos llamados, salimos por la escotilla que ella tenía en casos de emergencia. Era algo completamente extraño porque salias por un casillero. Sinceramente está universidad y la gente tan rara de Nueva York no me deja de sorprender en absoluto, es como vivir en un zoológico, ves cada cosas.

Básicamente me volví contorsionista al salir de ese casillero pero al fin pude, y claro que era la última, porque sabían que era tan torpe que era capaz de caerme y aplastar a todas abajo mío. Así que claro, me dejan para que yo me caiga y me parta el coxis contra el suelo.

-¿Acaso tienes tortugas en ves de pies? —miré mal a Piscis quien simplemente me sonreía como una niñita. Cerró ese casillero extraño con llave y un candado adicional. Creeme Piscis nadie se imagina que en ese maldito locker habita una civilización oculta que solo la compones tú. -¿Sabes algo de tu gran broma homicida, Sagi? —la nombrada la miró pensando si había habido repercusiones.

-Creo que hubo como mas de cincuenta personas deshidratadas —interfirio Géminis. Por algo era la reina del chisme, hasta números me trae. Que eficiente. -Eso es por la maldita semana de ronchas que nos dieron

New York City |Zodiaco| [NYCZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora