Capítulo 16

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Lucía:

Al final la comida de ayer con Gavi no resultó ser tan desastrosa como me pensaba. Juntos conseguimos cocinar algo que estaba extrañamente rico, y no quemamos nada. Estuvimos toda la tarde viendo películas estúpidas hasta que su hermana vino a recogerle. Conseguí no volver a quedarme dormida, pero puede, solo puede, que Gavi y yo nos medio abrazáramos. En verdad no era un abrazo, estábamos simplemente muy pegados físicamente.

Esta mañana me he levantado temprano, porque ayer dormí muchísimo; así que he aprovechado para ir al gimnasio. Me encanta ir al gimnasio, pero la mayoría de días se me olvida, no me da tiempo, o simplemente me da pereza. Pero mi propósito para terminar este año, y para el año que viene es ir de forma más constante. 

No te lo crees ni tú

Al final por la mañana estaba petadísimo, así que me he vuelto a casa, y he vuelto por la tarde, porque soy responsable.

Eso tampoco te lo crees ni tú

Lo que más me gusta de ir al gimnasio es coger unos guantes de boxeo y usarlos hasta cansarme. Me encanta la sensación de golpear el saco, es mi forma de evadirme de todo lo que pasa en mi vida, de vaciar mi mente. 

En mitad de uno de mis asaltos contra el saco, la música de mis auriculares se corta y empieza a sonar una llamada. Me quito un guante de forma rápida, y le doy un pequeño toque a mi auricular para contestar la llamada

-¿Quién es?- pregunto mientras me abrocho el guante otra vez

-¿No me tienes en contactos?- pregunta una voz que reconozco al instante, es Gavi

-No estoy con el móvil- resoplo y vuelvo a golpear el saco, siempre llama en el mejor momento- ¿Qué quieres?

-Vaya humor...- masculla- Solo te llamaba para invitarte al partido de esta tarde

-¿A mi?

-A ver, mi hermana no puede porque se ha marchado esta mañana a Sevilla, mis padres también están allí, y no quiero ir solo...

-Muy bonito, soy la segunda opción, solo para no aburrirte- me rio y vuelvo a asestar un golpe

-Dicho así suena mal, pero de verdad que me gustaría que vinieras

Ruedo los ojos y golpeo con más fuerza el saco

-Lu, ¿sigues ahí?- pregunta Gavi

¿Me acaba de llamar Lu? ¿Por qué me ha gustado el apodo y la forma en la que lo ha dicho?

-Sí...- me lo pienso durante unos segundos- Si acepto vas a estar, por lo menos durante una semana, sin quejarte de que te aburres en las sesión de fisioterapia

-¿¡Una semana!?

-Eso o no voy

-Vale...- casi puedo ver como pone los ojos en blanco- Paso a reco- no llega a terminar la palabra

-Te paso yo a recoger, no te preocupes- el pobre se ha quedado a media frase al darse cuenta- ¿A qué hora es?

-El partido es a las nueve, así que pásame a recoger a las ocho- respondió

-¡Eso es en una hora y media!- exclamo dejando de golpear durante unos segundos

-Ya... ¿y?

-¡Que no me da tiempo! Ni siquiera estoy en mi casa- empiezo a quitarme los guantes y a murmurar en bajo- Tengo que ir a casa, ducharme porque no puedo ir sudada del gimnasio...

-¿Estás en el gimnasio?- me interrumpe con sorpresa

-Cambia ese tono, que a día de hoy yo hago más deporte que tú

Un paso másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora